Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció ayer una serie de modestas medidas para combatir el cambio climático y prometió acciones más significativas en el futuro, porque “esta es una emergencia y la trataré como tal”, en momentos en que una ola de calor asfixia a su país y varios de Europa.
Sin embargo, el mandatario no hizo una declaración de emergencia climática de manera formal, algo que grupos ambientalistas han buscado, después de que un influyente senador demócrata puso fin a la esperanza de una legislación radical en materia de cambio climático. Biden insinuó que dicha medida podría llegar en el futuro.
El cambio climático es “un peligro claro e inmediato”, así como una “amenaza existencial para nuestra nación y el mundo”, sostuvo Biden, quien afirmó que las temperaturas extremas son “un peligro claro e inmediato”.
“La salud de nuestros ciudadanos y comunidades está literalmente en juego”, al igual que “la seguridad nacional y nuestra economía”, afirmó en una antigua central eléctrica de carbón de Massachusetts, cerrada en 2017 y en proceso de reconversión para generar energía eólica.
“Como el Congreso no está haciendo lo que debería”, lamentó el demócrata de 79 años, “usaré mis prerrogativas ejecutivas”.
Pero no ha declarado –al menos por el momento– el “estado de emergencia climática”, como piden algunos miembros de su partido, maniobra cuyo impacto no está muy claro.
Mientras Biden hablaba, gran parte de Europa sufre una ola de calor de la cual Estados Unidos no se ha salvado: se estima que 100 millones de personas viven actualmente en zonas bajo alerta por calor excesivo.
El jefe de la Casa Blanca tiene la intención de avanzar a su propio ritmo. “Tiene una serie de prerrogativas que puede usar”, explicó Gina McCarthy, principal asesora para temas climáticos, en declaraciones a CNN.
Entre los decretos preparados por el gobierno de Biden figuran más fondos para ayudar a proteger las regiones que se enfrentan a calor extremo y medidas para impulsar la producción de energía eólica en Estados Unidos.
John Kirby, quien coordina la comunicación de Biden sobre temas estratégicos, reiteró que el cambio climático es un asunto de “seguridad nacional que afecta nuestra infraestructura”.
El gobierno estadunidense insiste en mantener sus promesas en materia climática, incluida la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Biden, quien volvió al Acuerdo de París abandonado por su predecesor Donald Trump, anunció en abril de 2021 que Estados Unidos reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero en 50-52 por ciento para 2030, en comparación con 2005.
Pero el gobernante, al igual que le ha sucedido con el derecho al aborto, la regulación de las armas de fuego y tantos otros proyectos reformistas, se ve frenado por los límites de su poder en materia ambiental, puesto que carece de una mayoría cómoda en el Congreso y la Suprema Corte es dominada por jueces conservadores.
Su agenda climática recibió un golpe cuando el senador demócrata Joe Manchin, cuyo voto es crucial, advirtió que no apoyaría una ley que tuviera como objetivo llevar a la economía estadunidense hacia fuentes de energía limpia.
En tanto, las olas de calor como la que actualmente vive Europa, y otras tendencias negativas en el clima, serán cada vez más frecuentes y continuarán al menos “hasta 2060”, advirtió el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas.
Este patrón está relacionado con el calentamiento que puede atribuirse a la actividad humana, lo que suscita una gran preocupación por el futuro del planeta.
“Las olas de calor se están haciendo más comunes debido al cambio climático”, aseveró Taalas que, al emplear una analogía deportiva, explicó que “hemos dopado a la atmósfera inyectando más gases de efecto invernadero, sobre todo dióxido de carbono, por lo que el calentamiento y otras tendencias continuarán al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático.
“En el futuro este tipo de olas de calor serán normales y veremos extremos aún más fuertes. Hemos lanzado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que la tendencia negativa continuará en las próximas décadas y de momento no hemos sido capaces de reducir nuestras emisiones mundiales”, subrayó el experto durante una rueda de prensa para analizar la actual ola de calor en Europa, celebrada junto con la Organización Mundial de la Salud.
La Confederación Europea de Sindicatos estimó que “Europa necesita definir temperaturas máximas para trabajar” debido a las náuseas, desvanecimientos e incluso la muerte, que puede provocar la ola de calor que golpea al continente y que pone el foco sobre los riesgos de las temperaturas extremas para ciertos trabajadores, como los obreros de la construcción que trabajan sobre el asfalto ardiente, temporeros agrícolas y personas obligadas a trabajar en almacenes sin aire acondicionado, entre otros.
En España, “más de 500 personas han muerto” por el calor extremo, afirmó el presidente del gobierno Pedro Sánchez, durante su visita a una zona afectada por los incendios en la región de Aragón (noreste), de acuerdo con una estimación del aumento de la mortalidad realizada por un instituto de salud pública.
La empresa de análisis de riesgos Verisk Maplecroft detalló que grandes potencias regionales como Brasil, México, Rusia o Arabia Saudita podrían enfrentar crisis climáticas “en cascada” debido al impacto del calentamiento global.
Precisó que examinó 32 puntos como eventos meteorológicos, situación política, economía, seguridad de abastecimiento, pobreza y derechos humanos para analizar la capacidad de los países de enfrentar las crisis climáticas previsibles, y destacó que las principales sorpresas están en la categoría “precaria”, con potencias regionales como las mencionadas.
México, a pesar de ser miembro del G-20, es “precario”, principalmente debido a las repercusiones posibles del cambio climático en sus vecinos, que podría desencadenar olas migratorias.
“Esos riesgos no los contienen las fronteras políticas. Tu casa puede estar en orden, pero si la de tu vecino no lo está, eso puede minar seriamente tu capacidad de protegerte”, explicó Will Nichols, encargado de clima y resiliencia en Verisk Maplecroft.