Bruselas. La Comisión Europea propuso un plan para reducir en 15 por ciento el consumo de gas en la Unión Europea (UE), con el objetivo de superar la caída del suministro ruso, lo que llevaría a limitar la calefacción de ciertos edificios, aplazar el cierre de las centrales nucleares y a las empresas a reducir sus necesidades.
“Rusia está utilizando el gas como arma. En caso de una interrupción total, Europa tendrá que estar preparada”, dijo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
El plan prevé que cada país deberá “hacer todo lo posible” para reducir, entre agosto de 2022 y marzo de 2023, su consumo de gas en al menos 15 por ciento respecto al promedio de los últimos cinco años en el mismo periodo.
Antes de finalizar septiembre, los países deberán presentar sus hojas de ruta para alcanzar el objetivo. Algunos, como Finlandia y Países Bajos, ya cumplieron esa meta.
Sin embargo, el plan, que será examinado durante la reunión de ministros de Energía de la Unión en Bruselas el 26 de julio, suscitó críticas de varias naciones, como España y Polonia, y de círculos empresariales.
A pesar del aumento de las importaciones de Noruega, Azerbaiyán y Argelia, y de la triplicación de los envíos de gas natural licuado de Estados Unidos desde marzo, los europeos temen un invierno difícil.
Von der Leyen estimó que el consumo anual de gas en la UE podría reducirse en unos 43 mil millones de metros cúbicos. A modo de comparación, Rusia suministró unos 153 mil millones de metros cúbicos a los 27 países del bloque en 2020.
El gasoducto Nord Stream, por el que transita un tercio de las entregas de gas ruso a la UE, está cerrado desde el 11 de julio por mantenimiento rutinario que debe concluir hoy. Pero los europeos temen que Moscú no reabra el grifo. Rusia ya había cortado en 60 por ciento las entregas en las últimas semanas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, señaló que no está claro en qué condiciones se devolverá la turbina del Nord Stream 1 tras las reparaciones en Canadá, lo que aumenta la incertidumbre sobre el gasoducto. También dijo que existe el riesgo de que el equipo reparado se desconecte, lo que detendría el flujo de gas a través del ducto. Además, señaló a Ottawa de retrasar la devolución de la turbina para intentar vender sus propios hidrocarburos en el mercado europeo.
Alemania volvió a acusar a Rusia de invocar como “pretexto” la ausencia de una turbina del Nord Stream 1 para justificar la reducción de suministro de gas a Europa, que podría prolongarse e, incluso, agravarse en los próximos días.
De acuerdo con previsiones del Fondo Monetario Internacional, una interrupción del suministro de gas ruso en Europa reduciría el producto interno bruto de Alemania en 1.5 por ciento en 2022, alcanzaría 2.7 en 2023 y en 2024 sería de 0.4 por ciento, en comparación con un escenario en que la mayor economía europea continuara recibiendo gas ruso.