Los buitres no dejan de sobrevolar por la Patria Grande, porque, entre tantas otras cosas, “Latinoamérica es muy rica en recursos, minerales raros, litio; el triángulo del litio está en esta región y hay muchas cosas que ella tiene para ofrecer; tenemos que seguir comprometidos y preocupados”, y “estar alerta” por la creciente presencia china y rusa en esta zona, pues “socava democracias”.
Comentarios como el citado fácilmente son desechables por tratarse de un elemento adicional en la nada creativa propaganda de la derecha latinoamericana, pero en este caso sí es relevante y preocupante por venir de la cabeza visible del Comando Sur estadunidense, la general Laura J. Richardson, quien sin venir al caso, aparentemente, subraya la importancia que tiene la región en materia de “minerales raros” y concretamente el litio –donde esta riqueza aún no es calculada en su exacta dimensión–, cuya exclusiva propiedad y explotación ha sido reivindicada, hasta ahora, por naciones como México y Bolivia.
Como si nada tuviera qué hacer, la militar de alta jerarquía de repente enfoca su interés en el litio latinoamericano y lo asocia con la “preocupante” presencia china y rusa, dejando de lado que los golpes de Estado han sido por cortesía de Estados Unidos. “El triángulo del litio (Bolivia, Argentina y Chile, con reservas potenciales superiores a 50 millones de toneladas) está en esta región y ella tiene para ofrecer”, subraya Richardson desde su atalaya del Comando Sur estadunidense, “administrador” de la sanguinaria Escuela de las Américas –formadora de golpistas y torturadores latinoamericanos– que funcionó en la zona canalera de Panamá de 1946 a 1984, para posteriormente despachar, bajo una nueva denominación (Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad), pero con la misma práctica, en Fort Benning, Georgia.
Evo Morales ha comentado que por decisión soberana nacionalizó el litio (2008) y “como política de Estado decidimos industrializarlo. Contratamos expertos y empezamos la gran industria… y ahí viene el golpe del Estado (noviembre de 2019). Congresistas estadunidenses reconocen que el golpe de Estado fue por el litio; se preparó desde la embajada de Washington en La Paz”, pero los gringos, como la general Richardson, dicen estar temerosos por la presencia china y rusa, porque “socava democracias”.
México decidió hacer lo propio y en abril pasado nacionalizó el litio. Tras la votación en el Congreso, el presidente López Obrador subrayó que los diputados traidores a la patria (los que votaron en contra) “ni siquiera han tomado conciencia de lo que hicieron, no saben la importancia del litio y la ambición que despierta en las grandes potencias, porque es un mineral estratégico para el desarrollo futuro. Ambicionan el litio más que nada, aunque no hablen del tema”.
Pero ya lo hacen públicamente y ahí está el caso de la general Richardson. Nuestro país no está bajo la vigilancia de los buitres del Comando Sur, pero sí, por una mera distribución geográfica del Departamento de Defensa de Estados Unidos, de los del Comando Norte, a cargo del almirante James A. Winnefeld Jr. –despacha en la Base de la Fuerza Espacial Peterson, en Colorado– y la línea es exactamente la misma.
Entonces, hay que estar a las vivas. De ahí la relevancia histórica de la reforma a la Ley Minera de abril pasado. Ayer, el propio López Obrador informó que en unos días entrará en operación la empresa del Estado que explotará, industrializará y comercializará el litio mexicano. En breve, también se conocerá el nombre con el que funcionará como parte integrante de la Secretaría de Energía.
El mandatario detalló que “se tiene que definir qué se va a hacer con las empresas que ya están trabajando en exploración de litio. Son pocas, afortunadamente, empresas particulares. Digo afortunadamente, porque si (los neoliberales) hubiesen entregado más concesiones para el litio, pues seguramente hubiesen entregado todo Sonora, como lo hicieron con las concesiones mineras en general, que entregaron 120 millones de hectáreas del territorio nacional, 60 por ciento del territorio de México lo concesionaron. Entonces, en el caso específico del litio son como cuatro o seis empresas. Además, se revisará si hablan de litio, porque si no son concesiones otorgadas para la explotación de litio no se pueden reconocer; las que sí fueron otorgadas con ese propósito, se reconocen”.
Las rebanadas del pastel
Mientras, los buitres sobrevuelan.