Ciudad de México. “Estamos hablando de abordar los aspectos de la seguridad sin adjetivos. Debemos realizar la conjunción de la seguridad pública y la seguridad privada. Es una necesidad a nivel nacional que tanto las personas con niveles gerenciales o directivos, ya sean trabajadores en el área pública o en el sector privado, puedan contar con las herramientas, las metodologías más de vanguardia para hacer frente a la realidad delictiva que hoy enfrentamos”.

Lo anterior es expresado por el Mario Arroyo, maestro en Política Criminológica, quien agrega en entrevista que hoy por hoy debemos enfrentar el reto de “superar los paradigmas obsoletos que dividían la seguridad en estancos. Por un lado teníamos la seguridad privada y por el otro la seguridad pública, la seguridad corporativa. Sin embargo, la realidad nos obliga a que, con independencia del rol o de la situación que juguemos como directivos de seguridad, tenemos que estar capacitados de una manera integral”.

En su calidad de coordinador del Diplomado en Seguridad y Prevención del delito, organizando por el Instituto Iberoamericano de Liderazgo en Seguridad, en colaboración con la Udlap Jenkins Graduate School, a realizarse en el mes de septiembre, Mario Arroyo, doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, informa que se trata de sentar “un precedente, porque en el curso abordamos la necesidad de conjuntar metodologías de vanguardia, el uso de herramientas analíticas de información, la generación de estrategias de políticas y de planes y programas de seguridad para que tanto empresas como el sector público, puedan poner en práctica acciones concretas focalizadas no solamente a un nivel geográfico específico, sino también por tipo de delitos o por tipo de afectaciones o grupos de víctimas que pueden ser además de mujeres, empresas, negocios o hasta infraestructura estratégica”.

El contexto que determina la profesionalización ingente de quienes asumen cargos como responsables en materia de seguridad, arroja cifras como el índice de Incidencia Delictiva emitido por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que reportó que en 2021 se cometieron un millón 871 mil 808 delitos de fuero común en México, además de padecer cientos de millones de cyberqtaques, según datos recabados por FortiGuard Labs.

Ante este contexto, Mario Arroyo, maestro en Política Criminológica Escuela de Economía y Ciencias Políticas de la Universidad de Londres, asegura que el Diplomado de Seguridad y Prevención del Delito es un programa académico de excelencia, que tiene como principal objetivo el acompañar los esfuerzos de las autoridades “ante un escenario particular de crecimiento de los índices delictivos, de las tasas de victimización y por el hecho de que el Estado mexicano necesita de la colaboración de todos los actores que participan en la seguridad”.

El país requiere especialistas en áreas de competencias donde la primera es la teoría de análisis delictivo para poder conocer con profundidad las causas, los factores de riesgo asociados a la delincuencia y a la violencia.

En segundo término los profesionales de la seguridad deben ser capaces de resolver problemas frente a delitos crecientes.

También deben tener la capacidad de diseñar planes de seguridad y comunicarlos claramente dado lo delicado del tema, y ser capaces de encabezar Proyectos de Seguridad.

Mario Arroyo concluye que la formación de gerentes y líderes en seguridad es una necesidad imperante en el México de hoy; “no importa si tenías mucha trayectoria en el sector público o te has desempeñado en la seguridad privada. Hoy la nueva realidad que nos fija el entorno global presenta amenazas con impactos locales de toda suerte y de naturaleza diferente, que pueden provenir de la delincuencia organizada, de enfermedades atípicas, como fue, por ejemplo, el caso del covid-19.

“Hoy las empresas sí necesitan seguridad, las instituciones necesitan seguridad. Pero también es cierto que sin una cultura de la seguridad basada en la técnica y en la ciencia, será muy difícil avanzar. Necesitamos encontrar las herramientas que han estado probadas en varias naciones y que queremos traer a México para juntos avanzar en la resolución de estos problemas que hoy nos tienen bajo seria amenaza y nos impiden el sano crecimiento y desarrollo económico, así como una calidad de vida sin sobresaltos entre la población”.

Los catedráticos de diplomado provienen de Colombia, de Argentina, de Canadá, de Chile y otros son México, constituyendo una plantilla docente con amplísima experiencia, con grandes capacidades pedagógicas y sobre todo que están a la vanguardia en Latinoamérica. informes@udlapjenkins.mx