Recientemente la Organización de Naciones Unidas (ONU) divulgó las cifras más confiables sobre la población mundial. Alcanzará en noviembre próximo 8 mil millones de habitantes. Y en 2050, serán 9 mil 750 millones. Aunque la fecundidad se ha reducido en muchos países, más de la mitad de ese aumento se dará en Egipto, Etiopía, India, Filipinas, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y Tanzania. En su informe, señala que el próximo año India será el país más habitado, superando en este aspecto a China. Como en reportes anteriores, la ONU advierte cómo el rápido crecimiento de la población dificulta la erradicación de la pobreza, el hambre y la desnutrición, y es un obstáculo para expandir la cobertura de los sistemas de salud y educación.
Igualmente afirma que en la mayoría de los países de África subsahariana, en partes de Asia, América Latina y del Caribe aumenta la proporción de los habitantes en edad de trabajar (entre 25 y 64 años) por las recientes reducciones de la fecundidad.
Pero ello no va en sintonía con mayor inversión de los sectores público y privado que asegure el acceso a la atención de la salud y a una educación de calidad en todas las edades.
En resumen: faltan oportunidades de empleo productivo y trabajo decente.
En su informe, Naciones Unidas estima un aumento porcentual de la población mundial de 65 años o más: hoy representa 10 por ciento pero será de 16 por ciento en 2050. Todo un reto para los países con poblaciones longevas, pues necesitan adecuar los programas gubernamentales con el propósito de atenderlas. Entre ellos, sistemas universales de atención médica, seguridad social y pensiones. A lo anterior se agrega la reducción de la mortalidad, a tal grado que la longevidad mundial promedio será en 2050 de 77.2 años. Pero en los países pobres la esperanza de vida seguirá siendo menor que el promedio mundial. Hoy es de 62.7 años. Un aspecto importante que ofrece la ONU se refiere a la población de América Latina y el Caribe: se cuadruplicó entre 1950 y 2022.
Ahora es de 641 millones de habitantes y se calcula sean 752 millones en 2056. La causa de este aumento es por ser la región del mundo con el segundo nivel más alto de fecundidad adolescente. Superior a la de África subsahariana. A la vez que registra los mayores aumentos de madres adolescentes: 18 por ciento del total de los nacimientos. Destacan al respecto Colombia, República Dominicana, El Salvador y Haití.
Agreguemos que la situación del hambre y la nutrición en América Latina y el Caribe no es mejor que en el resto del orbe. De acuerdo con los informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura entre 2020 y 2021, 4 millones de personas se sumaron al conjunto de hambrientos en la región. El retroceso se tuvo después de un aumento muy desalentador de 9 millones de personas entre 2019 y 2020.
Nada positivas son tampoco las cifras sobre el número de personas desnutridas: 56.5 millones el año pasado. Representan 8.6 por ciento de la población de América Latina y el Caribe. También concentra 7.4 por ciento de la población mundial que sufre hambre. Todo indica que ambos problemas aumentarán por la actual crisis alimentaria global, en muy buena parte fruto de la invasión rusa a Ucrania. Estos dos países sobresalen por su elevada producción de granos básicos destinados al mercado internacional.
La comunidad de naciones se comprometió a tomar medidas radicales para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la desnutrición, como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Los reportes de los organismos dependientes de la ONU muestran que tales objetivos están lejos de cumplirse y que más población sufre y padecerá en el futuro los tres problemas referidos. El covid-19 y sus variantes han ayudado también a ese desolador panorama y, en no menos grado, los efectos que en todo el planeta ocasiona el calentamiento global.
Al respecto, los informes de los principales centros de investigación relacionados con el clima advierten que aumenta la generación de gases de efecto invernadero, responsables de dicho calentamiento. Ello va a contracorriente de lo que se acordó en la Cumbre de París en 2015. Y agudiza los problemas de salud, desnutrición y hambre en el planeta, como detallaré el lunes próximo.