Madrid. La policía sudanesa reprimió ayer con gases lacrimógenos una manifestación en Jartum en la que se exigió, una vez más, la salida del poder del régimen militar y la formación de un gobierno civil en el país tras el golpe de Estado perpetrado por el ejército en octubre del año pasado.
Esta nueva protesta tiene lugar en un momento especialmente tenso para el país por la violencia entre comunidades del estado de Nilo Azul, que dejó esta semana más de 65 muertos y 192 heridos, dijo el ministro de Salud de la región del Nilo Azul, Jamal Naser Al Sayed, en declaraciones al periódico sudanés Al Sudani.
Los enfrentamientos que iniciaron el lunes pasado entre las comunidades berti y hausa, en el municipio de Qissan, por la posesión de unos terrenos, y tras el asesinato de un agricultor la semana pasada, provocaron unos mil 800 desplazados repartidos en cerca de 120 familias que se encuentran ahora refugiados en el campamento escuela de las fuerzas armadas en Damazin, la capital del estado, agregó el ministro.
Qissan, y en general el estado entero, lleva siendo escenario de conflicto desde 1986. En esta zona, las guerrillas han representado desde hace décadas un serio problema para las autoridades, tanto para el depuesto dictador Omar Hasán Al Bashir, como para la junta militar que ahora mismo controla el país.
Al Bashir y su gobierno islamita fueron derrocados en un alzamiento popular en abril de 2019.
Las represión de las fuerzas de seguridad contra las protestas que comenzaron en octubre del año pasado, cuando los militares, liderados por Abdelfatá al Burhan, asumieron el poder, dejaron ya más de un centenar de muertos, nueve de ellos en una manifestación reprimida con especial virulencia a finales del mes pasado.
EU llama al diálogo
Ante esta situación, la embajada de Estados Unidos declaró su “preocupación” y llamó al diálogo entre las partes, según un tuit de la encargada de negocios de la embajada, Lucy Tamlin, recogido por el portal Raokbanews.