Vecinos del Centro Histórico denunciaron la afectación y pérdida de espacios verdes en parques como la Alameda Central a causa del creciente negocio de “paseadores de perros”.
Se trata de un negocio “que tiene gran auge y que se realiza en estos espacios verdes, a pesar de que en todo el perímetro de la Alameda existen anuncios oficiales que prohíben la entrada de mascotas a los prados”, señaló Alberto Fuentes.
Indicó que esta irregularidad ocurre a pesar de que la policía vigila el parque y todos los días cuadrillas de trabajadores del gobierno de la ciudad realizan un arduo trabajo para cuidar la vegetación del que es considerado el primer parque de América Latina.
Los propios trabajadores explican que sin ninguna consideración a las plantas y árboles los paseadores de perros los introducen en las áreas verdes, donde las mascotas rascan la tierra y extraen las raíces de las plantas provocando un gran daño a los jardines.
De esta manera, de los prados han desaparecido lavandas, agapandos, pasto chino y flores del Nilo, entre otras especies. “Naturaleza que día a día se abre paso entre los efectos de la contaminación y el maltrato que sufren también por personas”.
Mientras tanto, los llamados paseadores de perros hacen su agosto a costa de las áreas verdes, que dañan impunemente convirtiéndolas en lugares áridos, agregó.
Verónica, también vecina, comentó que un paseador de perros puede llevar más de 10 perros al mismo tiempo, servicio por el que cobra alrededor de 80 pesos la hora por cada mascota.
Otros vecinos indicaron que paseadores de perritos que operan en la colonia Del Valle cobran 250 pesos por cinco horas, dos veces a la semana.
Para el señor Fuentes, las pocas áreas verdes con que cuentan las colonias no deben ser sacrificadas en aras de ceder espacios al negocio en el que se ha convertido el paseo de perros.
Incluso en algunas aceras los vecinos se están apropiando de los espacios de árboles que han sido derribados por el viento o las lluvias para que sus mascotas defequen ahí y se oponen a que se planten árboles, agregó.
Instó a los propietarios de estos animales a no fomentar la pérdida y maltrato de los jardines, pues las plantas “también son seres vivos, tienen derechos, que hoy más que nunca y ante el cambio climático hay que hacer valer”.
El ambientalista Arnold Ricalde comentó al respecto que en la Ciudad de México se requieren nuevos e innovadores espacios que permitan albergar a las mascotas.
“Los parques para perros deben evitar la competencia con los jardines existentes, procurando nuevos espacios públicos”, indicó.