Chilpancingo, Gro. El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, informó que concluyó ayer la jornada de búsqueda de más de 30 personas desaparecidas, implementada por familias indígenas del Colectivo Luciérnaga quienes “encontraron retazos de ropa, huaraches y bolsas negras carcomidas por la tierra, pero ningún cuerpo. Ni rastro de las personas desaparecidas.”
El Centro Tlachinollan señaló mediante un comunicado, que “las familias mantuvieron la esperanza durante 40 horas en la búsqueda que se realizó del 11 al 15 de julio en Los Tres Postes, a un lado de la carretera Tlapa-Metlatónoc, esperando encontrar a sus seres queridos”.
En los cinco días de búsqueda “los familiares recorrieron el terreno con retroexcavadoras que abrieron la tierra, porque tienen información de los detenidos por la desaparición y asesinato de Arnulfo Cerón Soriano, defensor de derechos humanos, que en el mismo lugar donde lo encontraron había dos personas más enterradas. Los buscaron escarbando cerros, barrancas y ríos”.
El Colectivo Luciérnaga, integrado por más de 30 familias, buscaron “en un lugar considerado por la gente como el tiradero de cuerpos. Algunos testigos anónimos han señalado que en las noches había tiroteos. Las balas interrumpían el silencio y después lo hacían las máquinas enterrando la vida y acallando las voces que se revelaban contra los intereses turbios de los grupos de la delincuencia organizada que predomina en la región de la Montaña”.
“Estos días fueron de esperanzas, pero más de dolor y de incertidumbre para las familias, en su mayoría mujeres. Cuando excavaban sus corazones se agitaban cada vez que la pesada máquina rascaba la tierra. Con las horas el corte del terreno se hacía más profundo como la desesperación de no poder encontrar a sus hijas, madres, padres, hijos, tíos, tías, primas o primos”, agregó.
Las mujeres “se tomaron de las manos haciendo una cadena humana, cerca de la retroexcavadora, pidiendo a la tierra que les diera permiso y a Dios para que les permitiera encontrar a las personas desaparecidas”.
Desde el primer día (de búsqueda) “había ropa roída por la tierra y bolsas negras que salían entre la tierra que se desmoronaba. Al defensor de derechos humanos, Arnulfo Cerón, lo encontraron a tres metros bajo tierra; esta vez las familias escarbaron más de seis metros; a pesar de que no hubo nada, las familias piensan que hay más personas enterradas. Ahí es un cementerio”.
En el segundo y tercer día las emociones estuvieron a flor de piel de las mujeres. Era como una cuerda entre el querer encontrar y pensar en que sus hermanas, hijos, esposas, esposos podrían estar vivos en alguna parte. Doña Francisca comentaba que tenían información de que su hija la tenían trabajando”.
Por su parte, doña Sofía, quedó satisfecha por el trabajo de búsqueda “me he dado cuenta de que han escarbado hasta donde nosotros pedimos. Las esperanzas son en cada palada que da la máquina y que sacan la tierra; siempre les he dicho a las compañeras que mentalmente piensen en sus familiares, como si estuvieran aquí con ellos, en vida y que les hablen. Yo le hablo a mi hermano Dionicio Leal”.
Las familias “exigen que las autoridades puedan brindar información a través de los detenidos y las investigaciones para poder dar con las y los desaparecidos, no sólo por los más de 30 desaparecidos del Colectivo Luciérnaga, sino por las decenas de personas de la región Montaña que los esperan en casa”.
En la búsqueda también participaron el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan; la Comisión Nacional de Búsqueda; la Comisión Estatal de Búsquedas de personas; la fiscalía general del Estado de Guerrero, apoyados por la unidad canina de búsqueda, peritos, ministerio público, la Guardia Nacional, y el Ejército Mexicano.