En vísperas del Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, ONU Mujeres Latinoamérica señaló que la división sexual del trabajo no sólo se traduce en mayor carga de labores domésticas y de cuidados para ellas, sino que tiene otros efectos como el desarrollo de trabajo precario e informal, discriminación salarial, desigualdades en el acceso y en la estabilidad del empleo y en el uso y control de los recursos.
También incide en la desprotección social, disparidades en las afiliaciones a sistemas de pensiones y a la protección social, y proyecciones de pobreza más altas que la de los hombres durante la vejez.
Añadió que ser mujeres y afrodescendientes en América Latina y el Caribe es un desafío, pues experimentan triple discriminación originada por género, raza y pobreza.
Cada 25 de julio se conmemora esta fecha, la cual tiene como finalidad visibilizar a las mujeres afrodescendientes y promover políticas que mejoren su calidad de vida, erradiquen el racismo y la discriminación.
El organismo agregó que realiza una encuesta virtual para recabar información sobre las necesidades, demandas y recomendaciones de las afrodescendientes.
ONU Mujeres pregunta, por ejemplo, cuáles son las principales necesidades que enfrentan en el tema de cuidados; si participan en el diseño y puesta en marcha de iniciativas vinculadas con el tema y cuál sería la principal recomendación para promover que los intereses de las personas afrodescendientes formen parte integral de las iniciativas vinculadas con los cuidados.
En el debate sobre la autonomía económica de las mujeres afrodescendientes destaca el papel que juegan las desigualdades de género y condición étnico-racial, sustentadas en la división sexual y racial del trabajo.