Ciudad de México. Los priístas que demandan la renuncia de Alejandro Moreno Cárdenas y el resto del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI para dar paso a “la renovación interna del PRI abriéndolo a la participación de sus militantes y la sociedad en general” se agruparon en el Frente Nacional Democracia y Justicia Social, y emitieron un pronunciamiento donde exponen las razones políticas, éticas y jurídicas para que el campechano se retire y no incurra en actitudes deleznables que solo contribuyen al deterioro de ese partido.
El Frente Nacional Democracia y Justicia Social se reunió en Querétaro, con la participación de representes de las Corrientes Nacionales de Opinión del PRI, Movimiento LIDER, Alianza Generacional y Plataforma Refundación, sus integrantes José Encarnación Alfaro, José Ramón Martell y Fernando Lerdo de Tejada.
La demanda de la renovación anticipada de toda la dirigencia priísta obedece también a la urgencia de construir una fortalecida alianza electoral opositora. El texto del pronunciamiento señala que demandar la renovación anticipada de la dirigencia no es un atentado contra la unidad partidaria ni mucho menos un ataque personal contra la dirigencia actual; se trata de una razón que rebasa el ámbito de los intereses personales o facciosos para ubicarse en el terreno del interés general de todas y todos los integrantes de ese partido.
“No se trata tampoco de negar solidaridad al dirigente sometido a la presión mediática por los escándalos y supuestas investigaciones judiciales; por el contrario, se trata de evitar que las percepciones negativas que se han construido contra la imagen del dirigente sigan deteriorando la imagen y el prestigio del Partido. El dirigente (Alejandro Moreno) está obligado a responder a título personal a las acusaciones y señalamientos a los que está siendo sometido, sin escudarse en el Partido; menos aún frente a la posibilidad de que existan las investigaciones judiciales en su contra y puedan dar lugar al inicio de procesos penales.”
El grupo de priístas que desde hace más de un mes salió a la palestra pose sobre la mesa la defensa de la fortaleza institucional del partido ante la apetencia de Moreno Cárdenas y su grupo por mantenerse en esa posición hasta pasada la elección presidencial del 2024:
“En primer término se debe tener claro que el período estatutario de la actual dirigencia nacional concluye el 19 de agosto de 2023; fecha límite para que rinda protesta la nueva dirigencia nacional una vez agotados los procedimientos del proceso interno de elección.
No es aceptable que la actual dirigencia nacional pretenda permanecer, por la vía de una prórroga, en el ejercicio de sus cargos, pues se trata de una dirigencia fallida que no ha dado buenos resultados en el terreno político electoral, pues durante su fracasado desempeño perdimos 20 de 21 contiendas para la renovación de gobernaturas y dejamos de gobernar 10 Estados de la República.”
En un ejercicio normal, la convocatoria para la renovación de la dirigencia debe lanzarse con al menos 120 días antes de la toma de protesta de los nuevos dirigentes; es decir, de atenderse las disposiciones estatutarias, la convocatoria para la renovación de la dirigencia nacional deberá expedirse a más tardar en abril de 2023.
Sin embargo, y de acuerdo al calendario legal, la nueva dirigencia que se elija debe contar con el tiempo necesario y suficiente para la preparación del proceso electoral en lo que se refiere al diseño e instrumentación de estrategias, los procesos internos de postulación de candidaturas y, sobre todo, la concertación y construcción de alianzas electorales.
Los convenios de coalición electoral se deben registrar ante el INE el mes de octubre del año en que inicia el proceso electoral; y previo a ello se deben elaborar los documentos de la alianza electoral y ser aprobados por el Consejo Político Nacional (Artículos 89 y 92 de la Ley General de Partidos Políticos)
“Está claro que una dirigencia nacional que inicie su ejercicio en agosto de 2023, cuando vence el período de Alejandro Moreno y de Carolina Viggiano, le resultaría prácticamente imposible negociar y construir una alianza electoral exitosa.
“Por eso es necesario que la nueva dirigencia cuente al menos con 6 meses para la preparación del partido frente al proceso electoral 2023-2024 y la negociación efectiva de una coalición electoral con posibilidades de triunfo en la elección presidencial. Es decir, la nueva dirigencia debería iniciar su ejercicio a más tardar en febrero de 2023, por lo que la convocatoria para el proceso interno de elección se debe expedir al menos el mes de octubre del presente año.”
Los estatutos del PRI permiten la renovación de la dirigencia nacional dentro de los seis meses previos al término del período estatutario (Artículo 179 sexto párrafo), “pero para eso se requiere de una actitud honesta, congruente, políticamente ética y generosa por parte de Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, poniendo por delante el interés superior del Partido para separarse de sus cargos de manera anticipada y permitir a nuestro Instituto Político la renovación oportuna de su dirigencia nacional; toda vez que por disposición estatutaria ya no les corresponderá a ellos la atención del proceso electoral 2023-2024.
“Sería muy grave y deleznable que pretendieran permanecer en sus cargos de manera ilegitima y tramposa más allá de agosto de 2023, con el único propósito manipular los procesos internos de postulación de candidaturas y sobre todo las listas de candidaturas de representación proporcional al Senado y a la Cámara de Diputados en atención a sus intereses personales y de grupo. Una actitud así provocaría la escisión terminal del Partido y haría imposible la construcción de una alianza electoral con viabilidad de triunfo.
“Si en términos estatutarios ya no le corresponderá a la dirigencia nacional actual atender el proceso electoral 2023-2024, lo correcto, práctico, congruente y conveniente al interés general es la renovación anticipada en atención a las normas que rigen nuestra vida interna como entidad de interés público. En este contexto y sin adentrarnos en el análisis de la forma excluyente, autoritaria, facciosa, antidemocrática y patrimonialista como ha conducido al partido la actual dirigencia nacional, no es difícil advertir que el planteamiento formulado por las y los expresidentes del CEN, las y los ex Gobernadores y las corrientes nacionales de opinión sobre la pertinencia y necesidad del relevo anticipado de la dirigencia nacional, se inscribe en el terreno de construcción de soluciones frente a los retos que ya enfrentamos como partido y como Coalición Electoral, y no en el plano del pleito callejero por el control del partido”.