Madrid. Por segunda ocasión en menos de un año, la izquierda nacionalista vasca expresó su pesar por la estela de dolor que dejó el histórico conflicto vasco, con especial énfasis en las víctimas y sus familiares por los atentados perpetrados por la organización armada Euskadi Ta Askatasuna (ETA).
Mertxe Aizpurua, diputada en el Congreso de los Diputados de EH-Bildu, coalición que congrega a la izquierda abertzale, afirmó al inicio de su intervención en el contexto del debate del estado de la nación: “Queremos decirles de corazón que sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a tratar de mitigarlo en la medida de nuestras posibilidades”.
Las pasadas dos semanas ha estado muy presente en el debate público la figura de las víctimas de ETA, sobre todo porque se cumplieron dos aniversarios muy simbólicos: el de la liberación del funcionario de prisiones José Ortega Lara, tras un secuestro de 532 días a manos de un comando de ETA, y el del asesinato de Miguel Ángel Blanco, ex concejal del Partido Popular en el pueblo de Ermua. Ambos hechos, que cumplieron su 25 aniversario, marcaron la historia reciente del país.
Declaración sin precedente
Aizpurua siguió la senda que marcó en octubre del año pasado Arnaldo Otegi, quien expresó “el pesar” y el “dolor” que sentía la izquierda abertzale por las acciones armadas de ETA. Estas palabras de reconciliación nunca se habían pronunciado por parte de los diputados de la izquierda vasca en la sede del Parlamento español, de ahí la importancia de lo expresado por la diputada vasca.
Advirtió: “sabemos que nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado, pero estamos convencidos de que es posible al menos aliviarlo desde el respeto, la consideración y la memoria de todas las víctimas”. También auguró el advenimiento de la “República vasca”, que supondrá la ruptura “de una vez con el régimen del 78”, en alusión al año en que se aprobó por referendo la Constitución española vigente y se consolidó el actual modelo de monarquía parlamentaria fragmentado en autonomías. “España como Estado sigue siendo una democracia de escasa calidad”, por lo que hace falta una “transición real y profunda que realmente acerque a España a los estándares democráticos del siglo XXI y romper amarras con las inercias heredadas de la dictadura”, aseguró.