La coincidencia de opinión entre algunos gobiernos, diplomáticos, analistas, académicos, medios de comunicación y otros sectores parece nado sincronizado, práctica en boga por estos días, pero no es así, porque una realidad cada día más notoria fortalece esa tendencia: la creciente debilidad política del presidente Joe Biden y el rechazo de la mayoría estadunidense –y de no pocos sectores en el planeta– a sus atrabancadas decisiones que han complicado el de por sí difícil panorama económico interno y su efecto internacional.
En la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Casa Blanca, no pocos destacaron la fortaleza del Ejecutivo mexicano, contrastante con “la calificación de Joe Biden, que se desploma a medida que la visión ciudadana de la economía se vuelve más negativa”, de acuerdo con un análisis del Pew Research Center, el cual, además, subraya que también “los estadunidenses ven con malos ojos a ambos partidos políticos” (republicano y demócrata). De dicho análisis se toman los siguiente pasajes que documentan tal situación.
Con la opinión ciudadana en su punto más negativo en años, la posición política de Biden está en el nivel más bajo de su presidencia. Sin embargo, el mandatario no es el único foco del descontento en ese país: los estadunidenses se expresan desfavorablemente de los dos partidos y de una variedad de figuras políticas destacadas, incluido Donald Trump.
Los números actuales de aprobación del trabajo de Biden son los más bajos desde que llegó a la presidencia, con sólo 37 por ciento (63 por ciento de rechazo). La calificación del mandatario ha disminuido 6 puntos porcentuales desde marzo y 18 durante el año pasado; en julio de 2021, 55 por ciento de los encuestados apoyó su desempeño.
En medio de una inflación persistente, la opinión de la ciudadanía estadunidense sobre la economía nacional ha empeorado desde principios de este año. Hoy, sólo 13 por ciento de los adultos considera que las condiciones económicas en Estados Unidos son excelentes o buenas; hace seis meses, las respuestas positivas representaron 28 por ciento del total.
La mayoría de los estadunidenses considera que Biden ha dañado la economía: 56 por ciento señala que sus políticas han empeorado las condiciones económicas, en comparación con sólo 11 por ciento que opina lo contrario.
Las opiniones sobre el impacto de las políticas del presidente Biden en las condiciones económicas han estado profundamente divididas durante mucho tiempo en líneas partidistas. Aun así, la más reciente encuesta del Pew Research Center (6 mil 174 adultos estadunidenses, levantada del 27 de junio al 4 de julio) revela que sólo 20 por ciento de los demócratas y 5 por ciento de los republicanos califican las condiciones económicas de Estados Unidos de excelentes o buenas. Estas opiniones disminuyeron sustancialmente desde enero, cuando 36 por ciento de los demócratas y 20 por ciento de los republicanos consideraban positivo el comportamiento de la economía. La preocupación económica del público está dominada por el aumento especialmente en gasolinas, energía, alimentos y otros bienes de consumo. Casi la mitad de los encuestados (49 por ciento) cree que la causa del aumento inflacionario es que “las empresas se aprovechan de las condiciones económicas para incrementar sus ganancias”; han contribuido mucho; 39 por ciento lo atribuye a la invasión a Ucrania.
A menos de cuatro meses de las elecciones intermedias, ninguno de los partidos resulta muy popular entre los ciudadanos. Ligeramente más estadunidenses dicen que ven favorablemente al Partido Demócrata (41 por ciento) que al Republicano (37 por ciento), pero una clara mayoría ve a ambos partidos desfavorablemente (57 y 61 por ciento, respectivamente).
Esa es la lectura de los estadunidenses, y por si algo faltara, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pone la cereza del pastel: “2022 será un año difícil y 2023 posiblemente aún más, con mayor riesgo de recesión”.
Las rebanadas del pastel
Cada gira presidencial al vecino del norte o a otras naciones, sin importar el partido al que pertenezca el mandatario en turno, lo único que no cambia es la presencia de la minoría rapaz: siempre aparecen los mismos apellidos empresariales (en primera, segunda o tercera generación), es decir, cambian los titulares del Ejecutivo, pero los barones son los mismos con los ojos puestos en los jugosos negocios que en tales giras se acuerdan. ¿No hay otros?