Ciudad de México. Después de lanzar al lado de la cubana Omara Portuondo el álbum Pedazos del corazón, y habiendo atravesado un largo periodo de pandemia, Regina Orozco tenía ganas de hacer algo divertido. La respuesta fue Canciones pa’ planchar, un disco y un espectáculo en el que empezó a trabajar hace ya cinco años, como una continuación de sus Canciones pa’ lavar trastes, en el que exploraba la temática de la venganza en las relaciones de pareja a través de piezas que ella escuchaba y que marcaron su educación sentimental.
“De arrastrada, esas canciones tienen unos mensajes muy de despecho, de melodrama y de las telenovelas, y son temas que siempre quise retratar”, recordó Orozco. Detrás de un burro de planchar, cargando su electrodoméstico, la ícono del cabaret mexicano explicó que dará su toque a los temas pop de las dos últimas décadas del siglo XX, época en que comenzó a notar la injusticia con que, hasta hacía poco tiempo, era tratada la diversidad sexual.
“El espectáculo sí tiene mi despertar, cuando me di cuenta de lo que significaban todas las palabras de injusticia; de que en los años 80 y 90 no usábamos la palabra homofobia; discriminación sí, pero ahorita ya hay un despliegue: racismo, gordofobia, clasismo; todo eso. Entonces es como el despertar de este personaje del diario, que soy yo, aderezado con canciones”, agregó la cantante.
Orozco ha interpretado toda clase de música, desde ópera hasta clásicos mexicanos, lo que no quita que sienta deseos y admiración por los temas de bandas y solistas, como RBD, Juan Gabriel, Ana Gabriel, Ricky Martin o “las canciones más funky” de Luis Miguel, los cuales formarán parte de su nuevo disco y espectáculo. “Yo sí tuve los casetes de todos ellos. Mientras escuchaba a Verdi o Mozart, por un lado, o rock argentino, que es más nice, supuestamente, también tenía mi casete de Daniela Romo”, admitió.
A pesar de que las canciones elegidas son todas piezas populares, la soprano no considera que por eso sean sencillas de interpretar. “Son muy difíciles. Está la de Abrázame, de Juan Gabriel, que sólo él la puede cantar, porque yo he escuchado a amigas que la sufren, y la pueden interpretar, pero ahí sí tuve que adaptarla, no son fáciles”, detalló.
Orozco también ha tenido acercamientos más profundos con estos temas, tal es el caso de Nada particular, de Miguel Bosé. Tras cantar los versos: “Dame una isla en el medio del mar/ llama a la libertad”, la también actriz contó que al grabar su versión se “conmovió tanto que empecé a llorar, porque la letra es preciosa”.
“Meter nuestra ondita”
A pesar de poner su estilo tanto musical como vocal en sus Canciones pa’ planchar, también buscó que los temas conservaran sus rasgos. “Traté de no quitarle la esencia del pop, pero sí meterle nuestra ondita, porque cuando empiezas a hacer una versión especial le quitas la esencia del casete”, sostuvo.
Para ayudarla con la parte instrumental, cuenta con Ricardo Martín, con quien ha trabajado desde hace 12 años, algo que ha permitido a la dupla entenderse muy bien. “Trabajar con Regina es muy fácil, porque sus posibilidades musicales e inteligencia para adecuarse a los diferentes géneros es muy amplia. Se acomoda con mucha facilidad a las propuestas”, detalló el músico.
Orozco, por su parte, agregó: “El arreglo de Ricardo es una belleza. Voy a tener una banda de nueve músicos, tres amigos que hacen voces, más el Coro Gay de la Ciudad de México, que cantamos la canción de Alaska A quién le importa, y lo vamos a hacer como si fuera una gran marcha del orgullo”, describió la intérprete. Abrazando a su colega, Regina aclara: “No somos pareja, pero sí somos amores”.
Durante su espectáculo, la actriz se encontrará con un diario escrito entre las décadas ya referidas. “Me hace muy feliz, y son canciones que me gustan mucho. La que estoy promoviendo es la de Shhhhakira”, señaló Regina poniendo mucha fuerza al pronunciar el nombre de la cantante, “que es la de Tú. En esa época, Shhhhakira componía muy padre y ahorita está en su onda, pero esa etapa de los años 90 me gustaba mucho”, recordó.
El aprecio que Regina siente por esa época está profundamente ligado a sus aprendizajes sobre cómo la visión de la sexualidad ha cambiado. Pero a pesar de su postura, no considera justo juzgar obras del pasado de la misma forma en que se hace hoy día. “Hace 20 años, veía los discos que hacía en un bar gay, eran políticamente incorrectos, homofóbicos, terribles. Entonces ya te vas dando cuenta de cómo va evolucionando. Pero es historia, y hay que respetar, pero hay que explicar a las nuevas generaciones cómo ha sido este cambio, cómo se ha llegado, que ha sido muy difícil llegar, y que ahora sean más congruentes con lo que queremos transmitir”, apuntó.
“Hay que ponernos en el contexto de la época, es como lo último que pasó con la canción de Puto de Molotov, dicen que la hicieron como un himno LGBT. No, la hicieron como crítica al gobierno de esa época. Yo respeto a mis amigos de Molotov, pero que no nos quieran tomar el pelo”, señaló Orozco.
Lo que empezó como un espectáculo que hablaba de la sexualidad, tras un álbum y la pandemia, “se puso más fuerte en la cuestión humana, y es cabaret; es un monólogo muy enloquecido, como solemos hacerlo”, destacó. La cantante tampoco descarta hacer sus propias versiones del reguetón que suena desde hace un par de décadas, aunque también le gustaría desarrollar un espectáculo futurista.
Regina Orozco se presentará el 13 de agosto en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México.