La parte explícita de la reunión de los presidentes Biden y López Obrador permitió a éste mostrarse propositivo, no reactivo ni secundario como sucedía en encuentros con otro tipo de representantes mexicanos, con un plan de cinco puntos que incluyó un llamado al estadunidense para “regularizar ya y dar certidumbre a migrantes que desde hace varios años trabajan honradamente y contribuyen al desarrollo de esta gran nación. Sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa atrevido de desarrollo y bienestar no será posible resolver el problema”.
Sin prisa prosódica, con modos de sentarse que escandalizaron a algunos de quienes privilegian tales detalles, con ofrecimientos de gasolina barata a automovilistas estadunidenses fronterizos, con afirmaciones sobre China como fábrica del mundo que obligaron a Biden a no dejarlas pasar y a contradecirlas, y con el centro de su batalla política en la regularización de migrantes (los ya asentados en EU como los que pretenden encaminarse hacia allá), López Obrador fue fiel a su estilo en tal sesión para consumo público.
Ya se verá más adelante lo que se hubiera acordado en el plano privado, en las sesiones internas en las cuales Estados Unidos busca la máxima ayuda de contención mexicana a los flujos migratorios provenientes de Centroamérica.
Por lo pronto, pareciera que fallaron las previsiones de rupturismo y despecho que antiobradoristas adjudicaban a Biden, en especial por la inasistencia de AMLO a la Cumbre de las Américas. El propio estadunidense tuiteó que fue “un placer sentarme” con el mexicano y “hablar sobre la amplia y profunda asociación entre nuestras naciones”. Todo esto, al menos, en los planos públicos.
En España continúa el llamado FerrerasGate, el escándalo derivado de una audiograbación publicada por la periodista Patricia López (en Twitter: @patricialopezl, directora de @cronica_libre) en la que el conductor estelar de un programa de televisión abierta y director editorial de La Sexta, de Atresmedia, acepta que es “burda” una acusación contra el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, a la que sin embargo dio total vuelo en la televisora y en posteriores menciones.
Ayer, Crónica Libre agregó un audio en el que se escucha a ese conductor y directivo, Antonio García Ferreras, jactarse de haber producido la “muerte” política de Juan Carlos Monedero, otra de las figuras destacadas de Podemos: “Monedero a nosotros nos odia, porque nosotros fuimos los que matamos a Monedero con aquello, con la pasta. Porque, además, cuando nosotros les damos una hostia a ellos, ellos sufren de cojones…” (https://bit.ly/3c9tCd9).
Lo sucedido en España, que es similar a lo que sucede en Latinoamérica y México contra movimientos o posturas progresistas o de izquierda, parte del contubernio de poderes políticos, económicos y de policía política, al fabricar informaciones falsas que luego son tomadas como “verdad” por conductores de programas electrónicos, comentaristas y columnistas de radio, televisión y prensa escrita (para tener información del caso, recomendables en Twitter y en sus portales, @cronica_libre, @_infoLibre, @ctxt_es, @eldiarioes y @publico_es).
El fallecimiento de Luis Echeverría Álvarez, repudiado represor cuyo nombre sigue impuesto en obras y espacios públicos diversos, actualiza la necesidad de que la llamada Cuarta Transformación llegue a los terrenos de la nomenclatura de lo colectivo.
Es una ofensa histórica y social que hospitales, vialidades, escuelas y otras obras hechas con dinero público, e incluso algunos casos de poblaciones enteras, mantengan el nombre de personajes como Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, el citado Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, más los ocupantes de Los Pinos del siglo en curso. ¡Hasta mañana!
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