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Economía

2022-07-13 06:00

México SA

Los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden durante su reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington.
Los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden durante su reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington. Foto Ap
Periódico La Jornada
miércoles 13 de julio de 2022 , p. 18

La recepción fue espléndida, el protocolo se cumplió puntualmente e incluyó un nutrido intercambio de sonrisas, abrazos y elogios, pero cuando el presidente López Obrador abordó el punto toral de su visita a Washington (“regularizar ya y dar certidumbre a migrantes que desde hace varios años trabajan honradamente y contribuyen al desarrollo de esta gran nación”) la respuesta de Joe Biden hizo recordar a un viejo colega que nunca decía sí o no; se limitaba a comentar “déjame ver”, sin que ello implicara compromiso alguno ni respuesta concreta. Todo quedaba en el aire.

La cuestión migratoria en la relación bilateral acumula décadas con el estatus “déjame ver”, un truco que, por enésima ocasión en la ya larga cadena histórica, utiliza un inquilino de la Casa Blanca (demócrata o republicano, es lo mismo) en un intento de evadir una inocultable realidad que exige respuestas y soluciones que no se pueden posponer.

Al planteamiento concreto y frontal de López Obrador (“regularizar ya”), Biden respondió: “el tema migratorio ha llegado a sus niveles históricos aquí, en el hemisferio y afecta no sólo a Estados Unidos. Mi gobierno va a crear oportunidades de trabajo legal para los inmigrantes. El año pasado batimos récord en la emisión de visas H-2 (300 mil) y llegamos a niveles históricos en los últimos cinco años en visas para centroamericanos. Y estamos a buen ritmo que nos va a permitir duplicar la cantidad de visas que vamos a emitir en los próximos meses. Y también le quería agradecer porque ustedes están emitiendo más visas de trabajo en México para centroamericanos. Así que, gracias por ello. Y esto es una estrategia que se comprueba, y se ha probado, funciona, porque no sólo ayuda al desarrollo económico, sino también desacelera la migración”.

Bien, pero el problema no se resuelve con visas de trabajo, meras aspirinas dada la dimensión de este problema. Desde luego que Estados Unidos está en su derecho de decidir qué sí y qué no, pero si es real el nivel de amistad, entendimiento, cercanía, colaboración, confianza y demás piropos que intercambiaron y presumieron los mandatarios en su encuentro de ayer, entonces es necesario resolver el asunto migratorio de una buena vez. Y en este sentido, México tiene al menos 12 millones de argumentos para alcanzar, ya, un tratado bilateral.

López Obrador no dejó pasar la bola: “sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa atrevido de desarrollo y bienestar no será posible resolver los problemas ni conseguir el apoyo del pueblo; frente a la crisis, la salida no está en el conservadurismo, sino en la transformación, actuando con arrojo; transformar, no mantener el statu quo”, le dijo a Biden.

El mandatario mexicano presentó “cinco asuntos básicos de cooperación” bilateral: el tema migratorio es el central, pues permitiría “la llegada a Estados Unidos de obreros, técnicos y profesionales, mexicanos y centroamericanos, para asegurar que no se paralice la economía por falta de mano de obra”.

Mantener el envío de petróleo mexicano a Estados Unidos y permitir que estadunidenses que viven cerca de la frontera carguen gasolina del lado mexicano a menor precio. “Nos comprometemos a garantizar al doble el abasto de este combustible, lo cual sería un considerable apoyo. La mayor parte de esta gasolina la estamos produciendo en la refinería de Pemex en Deer Park”.

López Obrador puso “a disposición de su gobierno más de mil kilómetros de gasoductos a lo largo de la frontera sur con México para transportar gas de Texas a Nuevo México, Arizona y California”. También, suspender de inmediato algunos aranceles, y medidas reglamentarias y trámites tediosos en comercio de alimentos y otros bienes, con el fin de aminorar los precios a los consumidores.

Además, “un plan de inversión privada y pública entre los dos países para producir bienes que fortalezcan nuestros mercados y se eviten importaciones de otras regiones o continentes”.

Y Biden respondió: “déjame ver”

Las rebanadas del pastel

Con la cara más dura que una piedra, el “socialista” español Pedro Sánchez dice que “no podemos descartar nada, incluso que Putin decida cortar el gas a Europa como otra arma de guerra”. ¡Jolines! Hay que recordar que quienes decidieron cortar las importaciones de gas ruso al viejo continente fueron, precisamente, los “líderes” de la Unión Europea –entre ellos el propio Sánchez– y no el presidente ruso. Y de pilón, el euro se desploma.

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