El euro ronda la paridad con el dólar tras haber caído a su nivel más bajo en 20 años, e incluso esta semana alcanzó un tipo de cambio uno a uno frente a la divisa estadunidense.
La paridad es una barrera psicológica en los mercados. Pero la psicología es importante, y el deslizamiento del euro pone de relieve la presión en los 19 países europeos que utilizan el euro en momentos en que enfrentan una crisis energética derivada de la guerra en Ucrania.
A continuación se explica el porqué del deslizamiento del euro y sus posibles repercusiones:
¿Qué significa la paridad entre el euro y el dólar?
Significa que las divisas europea y estadunidense valen lo mismo.
El tipo de cambio puede representar un dictamen sobre el panorama económico, y el de Europa se está nublando. Las expectativas de que la economía repuntaría una vez superada la pandemia de covid-19 están siendo sustituidas por pronósticos de recesión.
Los principales culpables son los altos precios de la energía y una inflación récord.
A diferencia de Estados Unidos, Europa depende en gran medida de Rusia para adquirir el petróleo y el gas natural que usa su industria y para generar electricidad.
El temor de que por la guerra en Ucrania se interrumpan los envíos de petróleo ruso a los mercados globales ha causado el alza del crudo. Y Rusia ha estado disminuyendo el suministro de gas natural a la Unión Europea, cuyos gobernantes describen la medida como una represalia por las sanciones y los envíos de armas a Ucrania.
Los precios de la energía han impulsado la inflación en la eurozona a un récord de 8.6 por ciento en junio, haciendo que todo sea más caro, desde los alimentos hasta los servicios públicos. También han generado temores de que los gobiernos racionen el gas natural a la industria si Rusia reduce aún más o cierra totalmente el suministro.
La sensación de catástrofe aumentó cuando el gasoducto Nord Stream 1, que va de Rusia a Alemania, fue cerrado el lunes para un mantenimiento programado, pues generó temores de que el Kremlin no reanude el suministro este mes.
“¿Qué indica la caída del euro? Es cada vez más evidente que la eurozona se dirige hacia una recesión”, tuiteó el martes Robin Brooks, economista en jefe del grupo bancario Instituto de Finanzas Internacionales.
¿Cuándo fue la última vez que el euro y el dólar valieron lo mismo?
El euro no valía menos de un dólar desde el 15 de julio de 2022. Ahora está un poco abajo de 1.01 dólares.
La divisa europea alcanzó su nivel más alto de 1.18 dólares tras su lanzamiento el 1 de enero de 1999, pero después comenzó un prolongado deslizamiento. Cayó debajo de la marca de un dólar en febrero de 2000 y descendió a su menor nivel de 82.30 centavos de dólar en octubre de 2000.
El euro superó la paridad en 2002 después de que los grandes déficits comerciales y escándalos de contabilidad en Wall Street pasaran factura al dólar.
Entonces como hoy, lo que parece tratarse de la historia del euro también es, en muchos sentidos, la historia del dólar. Esto porque el dólar continúa siendo la divisa dominante en el mundo para el comercio y las reservas de los bancos centrales. Y el dólar ha alcanzado su máximo valor en 20 años frente a las divisas de sus principales socios comerciales, no sólo el euro.
El dólar también se ha beneficiado de su condición de refugio para los inversionistas en tiempos de incertidumbre.
¿Por qué se está desplomando el euro?
Muchos analistas atribuyen la caída del euro a las expectativas de rápidos aumentos en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos para combatir la inflación, que el miércoles alcanzó una tasa anual de 9.1 por ciento, la más alta en 40 años.
Cuando la Fed eleva las tasas de interés también tienden a aumentar las tasas de las inversiones que devengan intereses. Si la Fed aumenta las tasas más que el Banco Central Europeo (BCE), los mayores rendimientos atraerán el dinero de las inversiones denominadas en euros a las inversiones denominadas en dólares. Esos inversionistas tendrán que vender euros y comprar dólares para comprar esos activos. Esto hace que el euro baje y el dólar suba.
El BCE ha anunciado que subirá las tasas de interés la semana entrante y lo hará de nuevo en septiembre. Pero si la economía cae en recesión, el BCE podría dejar de aumentarlas. Por su parte, la economía de Estados Unidos se ve más robusta, por lo que la Fed podría seguir ampliando la diferencia en las tasas de interés.
¿Quién gana?
A los turistas estadunidenses en Europa les costarán menos los hoteles, restaurantes y boletos de admisión. Un euro más débil podría aumentar la competitividad de las exportaciones europeas. Estados Unidos y la Unión Europea son importantes socios comerciales, así que una variación en el tipo de cambio sería notorio.
En Estados Unidos, un dólar más fuerte se traduce en precios más bajos de los productos importados, desde vehículos y computadoras hasta juguetes y equipo médico, lo que podría contribuir a atemperar la inflación.
“La paridad nos facilita las cosas, y el dinero rinde más, así que podemos hacer mucho más en nuestro viaje”, dijo John Muldoon, de Delaware, quien visitaba Roma.
Olivia Navarret, otra turista en Roma originaria de Pensilvania, dijo que el tipo de cambio hizo que fuera menos cara una camiseta que había comprado.
“Es más barato venir y comprar cosas”, dijo. “Así que es mejor venir aquí, supongo, y gastar el dinero aquí que en Estados Unidos”.
¿Quién pierde?
Las compañías estadunidenses que hacen grandes negocios en Europa verán que sus ingresos bajan si repatrian sus ganancias. Si sus ganancias en euros se quedan en Europa para cubrir los costos ahí, el tipo de cambio no es mayor problema.
La preocupación principal para Estados Unidos es que un dólar fuerte encarece los productos de fabricación estadunidense en los mercados extranjeros, lo que aumenta el déficit comercial y reduce la producción económica, y da los productos extranjeros una ventaja en precio en el mercado estadunidense.
Un euro débil puede suponer un dolor de cabeza para el BCE porque puede acarrear un aumento de precios para los productos importados, en particular el petróleo, que se cotiza en dólares. El BCE ya considera diversas opciones, como subir las tasas de interés, la medida clásica para la inflación, pero hacerlo podría desacelerar el crecimiento económico.