Una amplia y variada pasarela de algunos de los personajes nacionales e internacionales icónicos de la primera mitad del siglo XX da vida a la exposición Un Chango en Chapultepec: Ernesto García Cabral, testigo gráfico de la historia, que será inaugurada el sábado 23 de julio en la Sala Miguel de la Madrid del Complejo Cultural Los Pinos (CCLP).
La muestra está integrada por una selección de 120 dibujos originales realizados por el artista veracruzano –pilar de la caricatura mexicana– entre poco antes de la Primera Guerra Mundial y los albores de los años 50, así como de documentos personales, fotografías, impresos y publicaciones.
Algunos de esos materiales forman parte del amplísimo archivo donado por la familia de El Chango Cabral al pueblo de México hace exactamente un año, donación que, por cierto, según el mayor de los hijos del dibujante, también de nombre Ernesto, hasta el momento no ha logrado concretarse por cuestiones de la Secretaría de Cultura (SC) federal.
A diferencia de muestras anteriores con obra del creador nacido en Huatusco en 1890 y fallecido en la capital del país en 1968, ésta no hace énfasis en los diferentes estilos estéticos abordados por aquél, como ocurrió en la del Museo del Estanquillo en 2016.
El criterio ahora está centrado en su visión no sólo como testigo, sino como cronista gráfico de la historia mexicana y del mundo que le tocó vivir, asientan a La Jornada los curadores de la exposición, Ernesto García Cabral Sans y Gloria Maldonado Ansó.
“Hay una serie muy amplia de personajes históricos que va desde un poco antes de la Primera Guerra Mundial hasta poco después de la Segunda, los años 50. Es una visión muy de la época en el sentido de que existe una predominancia casi absoluta de figuras masculinas”, explica Gloria Maldonado.
“De mujeres, aparece Frida, porque algo que se recupera son unas caricaturas fantásticas y prácticamente inéditas que El Chango hizo de Diego Rivera; se habla de las gestiones que el pintor realizó ante Lázaro Cárdenas para que Trotsky fuera recibido en México tras su huida frenética de la persecución de Stalin, que, como sabemos, continuó aquí”.
El diseño del guion de la exhibición fue hecho a manera de “un thriller político”, agrega la especialista y promotora cultural, ya que en la selección de dibujos aparecen políticos de posturas disímbolas, además de personajes de la cultura, la ciencia, el arte y el espectáculo de aquella época.
Antes de su llegada a Los Pinos, la muestra fue presentada en el Museo Casa Diego Rivera, en Guanajuato, entre mayo y septiembre del año pasado en una versión reducida, con el título Buenos, malos y feos en la era de Diego Rivera, con base en la idea de resaltar esa diversidad de personajes y sus posiciones ideológicas y políticas.
Así, en este desfile histórico aparecen tanto Mussolini, Hitler, Franco y Stalin como Churchill, Venustiano Carranza, Lázaro Cárdenas, Augusto César Sandino y Mahatma Gandhi, además de otro tipo de figuras, por ejemplo, el físico Albert Einstein, el aviador Charles Lindbergh, el compositor Julián Carrillo, el cineasta Gabriel Figueroa y los pintores Dr Atl, Roberto Montenegro y David Alfaro Siqueiros.
De acuerdo con Ernesto García Cabral Sans, el archivo de su padre es tan amplio que da para desarrollar una infinidad de temas históricos: “Es un acervo con más de 30 mil trabajos publicados en diarios y revistas desperdigados en México, Francia, algo en España, Estados Unidos y Argentina”.
Con ese material “podría llenarse el Palacio Bellas Artes y los museos Tamayo y de Arte Moderno para ver la inmensa variedad de estilos y de aspectos que Cabral tocó no sólo en lo político. De alguna manera, el humor es lo que a él le ganaba, más que la corrección de los errores y las fallas de los seres humanos, el egoísmo, la inquina asquerosa que nos está llevando al caos y al calentamiento global. Todo esto que hacemos es con mucha enjundia y mucho gusto para poner a Cabral al alcance del pueblo de México”.
Al respecto, Gloria Maldonado recalca que la obra de ese artista es inagotable, aspecto del que ahora se busca dar cuenta en Un Chango en Chapultepec, que se mantendrá hasta septiembre en el CCLP.
“No queremos que vuelva a caer en el olvido. Llevamos 20 años picando piedra para consolidar su rescate; permaneció tres décadas olvidado, no figuraba en los libros de historia del arte y los profesores no hablaban de él. Sabemos que, si no seguimos con ese trabajo, Cabral volverá a caer en el abandono. Hemos sido muy tenaces de no dejarlo solo y queremos que las instituciones se comprometan a tener a este artista de primera línea en el lugar que le corresponde.”