Los subsidios a los precios de los combustibles han tenido un efecto “importante para que la inflación no aumente a dos dígitos”; sin ellos “muy probablemente estaría encima de 10 por ciento”. Sin embargo, llevarán a un aumento en el déficit público al no ser compensados por los ingresos petroleros, advirtió Renzo Merino, analista principal de Moody’s para México.
El analista justificó la baja de calificación a México, de Baa1 a Baa2, y el cambio en la perspectiva, de negativa a estable, debido al pasivo contingente que puede representar Petróleos Mexicanos (Pemex), a que el país ha perdido capacidad para recuperarse de las crisis y a que la estructura de gastos cada vez permite menos ajustes. A ello sumó la proporción de ingresos que absorben los intereses de la deuda.
Merino reconoció que, en el marco de la pandemia, Moody’s ha realizado diversos ajustes en las calificaciones de riesgo crediticio de países emergentes. Actualmente la evaluación de México se ubica por arriba de economías similares, como Brasil –con la cual comparte ser una de las economías más grandes de América Latina–, incluso India, que tiene una de las tasas de crecimiento más altas en el mundo.
El analista recalcó que si bien la deuda como proporción del producto interno bruto (PIB) no se ha disparado, los intereses que absorbe su pago se encuentran por arriba de economías similares y éstos aumentarán a medida que lo hacen también las tasas de interés.
México entrega 11 por ciento de sus ingresos al pago de intereses, lo cuál está por arriba del promedio 7.5 por ciento de economías con una valuación de Baa1, incluso del promedio de 9.1 por ciento, en las de Baa2, contextualizó Merino para explicar por qué la baja de calificación al país, una acción que incrementará los costos del financiamiento.
Merino reconoció que como parte de las medidas anunciadas por el gobierno federal para reducir la inflación, el subsidio a los combustibles tiene un efecto evidente, pero también contribuirá a que el déficit fiscal –la insuficiencia de ingresos frente a gastos– sea de 3.6 por ciento del PIB este año, por encima de 3 por ciento calculado previamente.