El Museo José Luis Cuevas celebró su 30 aniversario y conmemoró un lustro del fallecimiento de su benefactor con la apertura de Vida, obra y colección personal del maestro José Luis Cuevas, exposición de 310 obras que pertenecen a su acervo. El recinto se creó para resguardar la donación al pueblo de México de la colección de obra del propio artista, así como pinturas de varios colegas amigos, latinoamericanos en su mayoría.

Jorge Gamboa de Buen, presidente de la Fundación José Luis Cuevas Novelo, recordó en el acto inaugural que “en todo este tiempo la operación del museo ha sido financiada, de acuerdo con su acta constitutiva, por recursos provenientes del gobierno federal a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), del Gobierno de la Ciudad de México por conducto de la Secretaría de Cultura local y por fondos generados por la operación del recinto, fundamentalmente a través del uso del patio a cambio de donativos”.

El arquitecto reconoció que los últimos años han sido “complicados, (debido a que) la temprana muerte de Bertha Cuevas –primera esposa del artista– y el posterior matrimonio de José Luis desestabilizaron a la familia con efectos adversos para el museo. Es difícil para las familias de los donatarios entender que una donación a la nación implica transferir la propiedad de lo donado y que su participación sólo puede ser a través de canales institucionales”.

La gobernanza del museo en estos 30 años ha sido por medio de una fundación conformada originalmente por los Cuevas y cuyos miembros en general participaron en la creación del recinto o eran amigos cercanos al matrimonio.

Gamboa de Buen señaló que los últimos dos años fueron particularmente difíciles por la pandemia del covid-19, que obligó al cierre de los museos y suspendió las actividades que generaban recursos. En los últimos meses, no obstante, “se ha trabajado muy de cerca con el Inbal y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para reconfigurar la estructura institucional y darle larga vida al legado de Bertha y José Luis Cuevas”.

Salvador Vázquez Araujo, apoderado legal de la fundación, dijo estar en espera de “reunirnos con el Inbal y la Secretaría de Cultura (SC) de la Ciudad de México para establecer una fórmula de operación porque con la pandemia cambió todo. En lo que se regulariza la utilización del patio a cambio de donativos, necesitamos el apoyo de las instituciones”.

Mariana Munguía, coordinadora nacional de Artes Visuales del Inbal, externó, al declarar inaugurada la exposición, que la institución “ha mantenido su postura, su responsabilidad del cuidado de este relevante acervo”, a la vez que acompaña a las actividades de la fundación en pro del museo.

Señaló que el Inbal, junto con la SC local, ha apoyado al museo de diferentes maneras, por ejemplo, en lo que respecta el Centro de Documentación, que depende de la fundación, aunque también con el seguro de todas las obras de las exposiciones temporales. “Con el ingeniero Vázquez Araujo hemos tenido una comunicación constante. Obviamente hay problemáticas que en este momento no podemos resolver tampoco nosotros, pero hemos continuado también con los donativos tratando de apoyar al museo. Estamos conscientes de la situación”.