Con globos de colores, música de películas animadas y una botarga, los responsables del Centro de Salud T-III de la colonia Portales trataron de relajar a los niños de nueve años que llegaron con sus padres a recibir la vacuna contra el covid-19.
La entrada al lugar era lo más parecido a una fiesta infantil; ahí los esperaba una doctora vestida de Tiranosaurio Rex que se tomó fotografías con los niños, quienes recibieron su dosis de la farmacéutica Pfizer, al tiempo que se escuchaba la música de películas como El Rey León o Pocahontas.
El objetivo, afirmaron los encargados, era generar un ambiente relajado para que los niños no sintieran miedo a la inyección, como se vivió en las primeras jornadas, donde hubo llanto y gritos por temor y nerviosismo.
Si bien por la mañana hubo gran afluencia de menores, al mediodía había un par de niños sentados con sus padres que tuvieron que esperar sentados la llegada de cuatro jovencitos más para completar un grupo de seis, que es la cantidad de dosis que contiene un frasco.
Trabajadores de la Secretaría de Salud local llamaron a los padres de familia a no esperar hasta el último día de vacunación, pues conforme a la experiencia de otras jornadas, la cantidad de personas aumenta conforme pasan los días, por lo que se espera una “nutrida” asistencia el próximo viernes; no obstante, aclararon, hay suficientes dosis para cubrir la demanda.
Contrario a lo que sucedía con los menores de edad, del otro lado del mismo Centro de Salud la fila para las pruebas covid-19 era numerosa y llena de adultos, principalmente; algunos estornudaban o se limpiaban la nariz en espera de conocer su resultado.
Por la noche, el gobierno capitalino informó que se inmunizó a 16 mil 749 niños.