Washington. Mexicanos que habían esperado varias horas a las afueras del Hotel Lombardy para ver al presidente Andrés Manuel López Obrador, se sorprendieron cuando éste se asomó desde una ventana para saludarlos. “Es un orgullo ser mexicano. ¡Viva México!”, fueron algunas palabras que el mandatario les dio en agradecimiento por su apoyo.
Cuando se enteraron en qué punto pernoctaría el tabasqueño, algunos paisanos se movilizaron para tratar de saludarlo. Poco a poco arribaron hasta el lugar, que se encuentra muy cerca de la Casa Blanca, donde este martes el presidente tendrá un encuentro bilateral con su homólogo estadunidense Joe Biden.
Procedentes de diferentes puntos de la geografía estadunidense, los mexicanos se empeñaban en expresar su apoyo al presidente. “¡Es un honor estar estar con Obrador!”, “No estás solo, no estás solo!”, eran algunas de las consignas que gritaban.
De pronto, López Obrador se asomó por una ventana del segundo nivel del hotel. “Nada más decirles que los quiero mucho. Amor con amor se paga”.
Su imagen y esas palabras causaron alboroto entre los mexicanos, quienes insistieron en sus consignas de apoyo.
“Mañana, en la Casa Blanca, vamos hablar de los derechos de los migrantes y les queremos muchísimo en México por todo lo que hacen, porque trabajan aquí y envían apoyos a sus familiares, gracias a eso nuestra economía se está levantando. Dios les bendiga, a sus familiares, son migrantes excepcionales”, les dijo el mandatario.
Junto a él, su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, sonriente, documentaba en video el intercambio del presidente con los connacionales.
“¡Somos chingones!”, se escuchó entre la masa de paisanos. “Los queremos mucho”, les insistió López Obrador, al tiempo que preguntó de qué parte era.
Aleatoreamente soltaron nombres de ciudades mexicanas y estadunidenses. Cuando escuchó Chiapas, el titular del Ejecutivo señaló: “Ayer estuve por allá, ya saben que conozco todos sus pueblos es un orgullo ser mexicano ¡Viva México!.
“El mejor presidente de México”, se escuchó entre los mexicanos.
Finalmente, el presidente se despidió deseándoles las buenas noches. “Ya me voy a meter, porque voy a escribir. ¡Adiós!”.