Organizaciones defensoras de derechos humanos lamentaron que el ex presidente Luis Echeverría Álvarez muriera “impune” por las masacres de estudiantes en 1968 en Tlatelolco y el Halconazo, el 10 de junio de 1971, así como por las víctimas de la guerra sucia. “La justicia lo dejó en casa y a salvo 100 años”, señaló el colectivo HIJOS México, conformado por familiares de personas desaparecidas y ex presos políticos.
No obstante, subrayó que, pese a ello, “resiste la memoria de un pueblo: no olvidamos, no hay reconciliación. Nos sigue faltando verdad, justicia y nuestros desaparecidos”.
A su vez, Juan Carlos Mendoza, integrante del Comité ¡Eureka! –organización integrada por familiares de víctimas de desaparición forzada–, señaló que aunque se haya tratado de un personaje involucrado en delitos de lesa humanidad, la muerte del ex presidente Echeverría no es motivo de felicidad para quienes fueron perjudicados por sus actos.
En entrevista, el hijo del luchador social Juan Carlos Mendoza Galoz, desaparecido el 30 de diciembre de 1981, aseveró que los intentos por llevar ante la justicia al ex mandatario por genocidio y otros delitos graves, “eran la posibilidad de enjuiciar a alguien y encontrarlo culpable. Mientras se perpetúe la impunidad, la justicia no se alcanza y una sociedad basada en leyes no sirve como forma de organización humana”.
Por tal razón, insistió, “no puede haber alegría por la muerte de Echeverría. Hay cierta desazón, porque debió haber enfrentado a la justicia y encontrar una sentencia equiparable al genocidio que cometió el 2 de octubre de 1968”.
Carlos Pérez Ricart, integrante de la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de la llamada guerra sucia, enfatizó en entrevista que la responsabilidad de Echeverría “va más allá del 68 y 71, ésos son los momentos claves, pero él protegió violaciones graves a los derechos humanos de forma sistemática durante su periodo como presidente y como secretario de Gobernación”.
Se cometieron desapariciones forzadas y se ejerció tortura, sobre todo contra “movimientos que en un momento específico deciden enfrentar al gobierno autoritario, movimientos de izquierda, magisteriales, estudiantiles, educativos y sindicales”, mencionó.
Durante 12 años, Echeverría “estuvo presente en las prácticas represivas de gobierno. El periodo más duro de la represión en México, que podríamos señalar de 1970 a 1976, es en el que él encabeza la Presidencia de la República”. Estimó que existen “entre 300 o 400 casos de desaparición forzada, durante ese periodo, 1973-1974 son años en los que hemos logrado verificar casos de desapariciones, de ejecuciones extrajudiciales, de tortura sistemática”.
Por su parte, Eugenia Allier Montaño, también integrante de la citada comisión, destacó que Echeverría “fue responsable de hechos represivos gravísimos” y sigue vigente “la deuda de verdad y justicia para las víctimas, sus familiares y la sociedad en su conjunto”.
Otras de las organizaciones que se pronunciaron sobre la muerte del ex presidente fueron Idheas y el Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social.
“Muere Luis Echeverría Álvarez, ex presidente acusado de múltiples casos por desaparición forzada y tortura. Nunca fue investigado seriamente ni condenado por estos hechos. Prevalece el pacto de impunidad en México. Ni verdad ni justicia para las víctimas”, expuso Idheas.