Ciudad de México. Las viejas centrales obreras corporativas ligadas al PRI hicieron mutis en torno a la muerte del ex presidente Luis Echeverría Álvarez.
GALERÍA: Fallece a los 100 años el ex presidente Luis Echeverría.
Ninguno de los dirigentes de las organizaciones agrupadas en el Congreso del Trabajo (CT) –constituida el 18 de febrero de 1966– emitieron pronunciamiento alguno, ni en sus redes sociales, sobre el deceso de quien gobernó el país de 1970 a 1976, y que falleció ayer a los 100 años de edad.
La Confederación de Trabajadores de México (CTM), principal agrupación sindical del PRI y que ocupó un papel protagónico en los destapes de los candidatos a la Presidencia, se limitó a decir –a través de su oficina de comunicación– que ya se esperaba el deceso del ex presidente, dado su edad avanzada; expresó su pésame a familiares y reconoció alex mandatario la creación del Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit).
El extinto líder de esa central, Fidel Velázquez, amagó con huelgas nacionales en los 70, aunque finalmente reiteró su fidelidad al sistema.
En el sexenio del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, en octubre de 1968, el ex dirigente obrero se refirió al movimiento estudiantil de ese año, y sostuvo que “el seudo movimiento estudiantil es atentatorio de la mexicanidad y netamente subversivo”.
Agregó que “los trabajadores mexicanos deben tornarse agresivos, tender un cerco y liquidarlos”.
Y entonces pidió a los obreros cetemistas que “al grito de ¡viva México!, defendamos a Gustavo Díaz Ordaz”.
Dos años atrás, en febrero de 1966 a instancias de Díaz Ordaz, surgió el Congreso del Trabajo, que agrupó todas las centrales sindicales del país, y que Velázquez controló; fue su presidente en varias ocasiones y ocupó distintos puestos.
Años después, tras la masacre en junio de 1971 conocida como el Halconazo, el ex dirigente de la CTM declaró: “Los halcones no existen porque yo no los veo”.
En 2004, Leonardo Rodríguez Alcaine –sucesor de Velázquez- justificó todas las acciones ejecutadas por el gobierno de Luis Echeverría Alvarez en el periodo de la guerra sucia: "Fue un acto de Estado en defensa de la soberanía nacional”, en donde “ni el presidente de la República, en su calidad de jefe supremo de las fuerzas armadas, tiene culpa”.