Nueva York. Como una percusionista que creció en el Área de la Bahía de San Francisco, Sheila Escovedo les preguntaba a las bandas visitantes si podía tocar con ellas. A menudo la respuesta era negativa.
Escovedo, por fortuna, lo soñó y llegó a convertirse en Sheila E., la baterista con discos de oro postulada al Grammy que colaboró con Prince, tocó en la entrega de los premios Óscar y suministró música para bandas sonoras, enormes actos deportivos y giras mundiales.
Ella y otras mujeres en la industria han enfrentado una incredulidad y hostilidad similares.
“Creo que el hilo común para las mujeres en general, y especialmente en el negocio de la música, es mantenerse fiel a lo que eres y permitir que eso esté bien”, dice la artista.
Una inmersión profunda en las vidas de pioneras del rock como Sheila E. forma la columna vertebral de la fascinante serie documental Women Who Rock, que se estrena el domingo en Epix. La directora, Jessica Hopper, señala que el programa, de cuatro episodios, ofrece una mirada a mucho más que estrellas de rock.
“No puedes separar el arte del artista ni la música de la cultura. Con estos relatos, cuentas una historia más amplia de Estados Unidos”, agregó.
La serie incluye apariciones de Nancy Wilson (de Heart), Chaka Khan, Pat Benatar, Mavis Staples, Shania Twain, Macy Gray, Rickie Lee Jones, Norah Jones, Aimee Mann, Tori Amos, Kate Pierson de B-52’s, Tina Weymouth (de Talking Heads), Nona Hendryx, Susanna Hoffs de The Bangles, Jody Watley, St. Vincent, Kathleen Hanna (de Bikini Kill) y Kim Gordon (de Sonic Youth).
“Me encantó escuchar a las otras mujeres hablar sobre sus experiencias”, contó Hendryx a Ap. “Hay tantas que están paradas sobre los hombros de muchas mujeres que las precedieron y pelearon batallas que ni siquiera sabían que estaban librando”.
Desde que las mujeres no eran tomadas en serio
La serie aborda cronológicamente del nacimiento del rocanrol, cuando las mujeres no eran tomadas en serio, hasta ahora, cuando se han apoderado tanto de los créditos de producción como de la tecnología para abrirse sus propios caminos independientes. Ha sido un camino cuesta arriba para la mayoría.
“En la industria del entretenimiento, creo que las mujeres han sido relegadas a ser ciudadanas de segunda clase que no tienen una pizca de opinión propia sobre nada”, afirma Wilson en una entrevista con Ap. “Así que tienen que moldearlas, informarlas y decirles cómo verse, comportarse y sonar”.
Heart, liderado por las hermanas Nancy y Ann Wilson, rechazó esa conducta apoyándose en su sangre y sus antecedentes militares para obtener fuerza y allanar un camino en un espacio dominado por los hombres con canciones como Barracuda y Alone. Sheryl Crowe precisa en la serie que Wilson fue un faro de cómo roquear y mantener tu feminidad.
“Teníamos este tipo de concepto casi reglamentado de que podíamos hacerlo. No habría resistencia”, agrega Nancy Wilson, de gira este verano como Nancy Wilson’s Heart. “Simplemente pudimos hacerlo. Éramos lo suficientemente jóvenes y buenas a una edad muy temprana como para no estar convencidas de que lo que éramos era inapropiado”.
Puede que no sorprenda que Staples inicie la serie. En el impulso del góspel, el blues y el R&B, ella es la conexión entre Mahalia Jackson y Bob Dylan, Prince y Norah Jones. El hecho de que estuviera a bordo ayudó a convencer a otras.
“Hay pocas personas cuyas voces fueron tan integrales para el cambio de la banda sonora en Estados Unidos, como Mavis. Así que empezar con esta última marcó la pauta de cómo avanzaríamos a través del resto de la serie”, añadió Hopper.
El documental destaca una hermandad improvisada de artistas, con Mary Clayton, amadrinada por Odetta; Hendryx por Nina Simone, y Khan conectándose con Staples. “Cada una de estas mujeres realmente proporciona un peldaño para las que conocemos a continuación”, dice Hopper, quien fue periodista musical antes de pasar a dirigir y producir documentales.
La serie explora el surgimiento de hombres y mujeres juntos en el escenario en bandas como The Pretenders, The B-52’s, Talking Heads y Blondie, y la explotación de artistas negras por la industria musical, desde góspel hasta disco. El público ve cómo la revolución de MTV dio valor a la imagen en la década de 1980 y la llegada posterior de superestrellas solistas como Twain, Lady Gaga y Beyoncé.
En el segundo episodio, que aborda los años 70, se describen estrellas como Joni Mitchell, Carole King y Stevie Nicks, en el contexto de la enmienda de igualdad de derechos, y Ruth Bader Ginsburg. Explora la importancia del club punk CBGB y cómo Patti Smith parecía anunciar un mundo más allá del género, mientras Debbie Harry, de Blondie, le agregaba glamur al punk.
Wilson siente que el progreso que hicieron las mujeres en los años 70 se estancó cuando MTV se afianzó y sólo se ha recuperado desde los 90, señalando a artistas como Phoebe Bridgers, Wet Leg, Lucius, Sharon Van Etten y Angel Olsen.
La hermandad ayudó y también lo hizo la democracia de la tecnología, permitiendo a todos los artistas tener las habilidades para diseñar, producir y crear su música, sin pasar por los guardianes tradicionales. Otra artista en la serie es la cantautora de Oakland Star Amerasu, una música trans.