El nuevo disco de Maria Bethânia es poesía desde su título: Noturno.
Lo grabó para festejar su cumpleaños 75, el año pasado, y desde entonces ese repertorio resuena en hogares, lunares, bares…
Muestra una de las facetas entrañables de Maria Bethânia: su debilidad por la canción amorosa, desde la pieza inicial: Bar da Noite, música rescatada del fino repertorio de otra leyenda: Nora Ney (1822-2003).
La impresionante Nora Ney llevó a sus máximas consecuencias el género samba-canción, que surgió en la década de los años treinta del siglo pasado y es comparable al género bolero.
Ambas músicas, la samba-canción y el bolero, exaltan el amor romántico y se solazan en el amor no realizado.
Nora Ney hizo historia. Además de ser la máxima figura de la samba-canción, fue militante comunista y vivió el exilio.
La samba-canción Bar da Noite tiene como protagonista a una suerte de Ava Gardner de Brasil; pide al mesero del bar apague las luces para que ella pueda concentrarse en beber sus tristezas.
Cantó Nora Ney y canta Maria Bethânia: Garçom, me deixe conmigo / que a magoa que eu tenho é minha/ Quantos estao pelas mesas/ bebendo tristezas.
Sigue la Ava Gardner de Brasil: garzón, si suena el teléfono y es para mí, dile que soy muy feliz, pero: “voce sabe bem que é mentira/ mentira noturna de bar/ bar que é o refugio barato / dos fracassados no amor”.
La siguiente pieza inicia con la misma palabra que la primera, en una variante: Moço, esse vento que ali/ Tirou meu chapéu, banalcou meu cordao/ é o sopro do fole de feste que aqui/ chegou do sertao.
Y ese viento que viene del sertón es una nota tan clara justo en su mano apretando los fondos de su corazón. Ella, que es una pajarita sin casa: “eu vivo no mundo, mas nao sou daqui”.
El disco discurre distante de diámetros definitorios. Pareciera un álbum de samba-canción, pero no es así. Como todas las grabaciones de Maria Bethânia, suenan tambores, orquesta, instrumentaciones varias y también una simple guitarra o un piano solitario.
Lapa Santa, por ejemplo, extiende la variedad rítmica a extremos de delicia: De Onde Eu Vim lanza rica batucada; A flor encarnada respira más poesía; Vidalita suena a hermosa canción campirana mexicana, cantada en español y enseguida, en el orden consecutivo de las piezas, Prudencia es un bolero hecho y derecho, con todas las de la ley.
El disco avanza en belleza e intensidad: el track 8, Música Música contiene versos de este calibre:
Como flores novas no jardim corre novamentte um rio dentro de mim água doce cortejando o mar sem fim a vida, a vida, a vida de novo me convida ao som divino de un violino chama pra cantar a bem-aventurada música da esperança e tudo em mim festeja, abraça e danza
El track décimo es brutal como la realidad: se titula 2 de juhnio, fue escrito por la compositora Adriana Calcanhotto y denuncia el asesinato por negligencia de un niño que murió por causa de una señora adinerada en la ciudad de Recife que por estar ocupada en que le arreglaran las uñas, descuidó al bebé de su empleada doméstica, de cinco años de edad, quien murió al caer de un noveno piso y las protestas cundieron por todo el país, sin solución y por eso los primeros versos son tan brutales: “En un país negro y racista / en el corazón de América Latina…” y eso es aplicable, lamentablemente, a todo el continente.
Las dos piezas restantes recuperan el resuello: Luminosidade y Uma Pequenina Luz.
La obra final es un recitativo. Fragmentos de un poema de Maria Bethânia:
Uma pequenina luz parpadeante Nao na distancia brilhando no extre- mo da estrada aquí no meio de nós e a multidao em volta uma pequenina luz brilhando incerta mas brilhando aquí no meio de nós entre o bafo quente da multidao e a ventania do cerros ea brisa dos mares e o sopro azedo dos que nao a veem só a advinham e raivosamente assopram uma pequenina luz que vacila exata, firme que nao ilumina, apenas brilha silenciosa nao crepita nao consome, nao custa dinheiro apenas brilha, ondeia indefectível próxima dourada uma pequenina luz bruxuelante e muda como a exatidao, como a firmeza como a justica, brilha nao na distancia aquí no meio de nós brilha
Una luz breve parpadea/ no en la distancia que brilla al final del camino/ sino aquí, en medio de nosotros/ y una multitud nos rodea/ una luz breve/ brillando incierta pero brillante/ entre nosotros/ entre el vaho caliente de la multitud/ y el vendaval de los cerros y la brisa de los mares/ y el aliento agrio de los que no la quieren ver/ sólo la adivinan y resoplan enojados/ una luz pequeña/ exacta, firme vacilación/ que no ilumina, apenas brilla/ porque el silencio no crepita/ no cuesta dinero/ sólo brilla, saluda/ indefectible, dorada, infalible/ una luz breve y muda/ como la precisión, como la firmeza/ como la justicia, brilla/ no en la distancia/ sino aquí entre tú y yo/ brilla.
La discografía de Maria Bethânia es impresionante no solamente en número sino en asombro. Pocos la imaginarían diciendo la poesía de Pessoa o entonando plegarias litúrgicas o haciendo dúo con Chico Buarque o con Omara Portuondo o cantando poesía de Vinicius de Moraes.
Recomiendo ampliamente la escucha de O vento lá fora, que es el audio de la película que filmó Marcio Debellian con delicia: Maria Bethânia sentada al piano o frente a una mesa de trabajo con Cleonice Berardinelli, hermosa dama que hoy tiene 105 años de edad y tenía 98 cuando filmó este tesoro donde dialoga, bromea, discute, argumenta con su amiga Maria Bethânia ante las cámaras a propósito de la poesía de Pessoa, especialidad máxima de Cleonice Berardinelli, doctora en letras con una tesis sobre ese tema y miembro de número de la Academia Brasileira de las Letras.
Recomiendo también ampliamente la escucha de un tesoro para el alma: Canticos Preces Súpleces a Senhora Dos Jardins do Céu Na Voz de Maria Bethânia, disco grabado en 2007.
Al igual que sucede con la música de Arvo Part y Johann Sebastian Bach, cuyo tema es religioso, este disco de Maria Bethânia trasciende toda circunstancia por su poder sanador.
Canta Maria Bethânia: Nuestra Señora, ruega por todo porque todo eres tú, por cada cosa, por cada ser, por los que cantan, por los que lloran.
María de los árboles de tamarindo, de los riachuelos, de los manglares, María de las fuentes limpias, de las cascadas, María de las aguas claras, que brincan por sobre los sexos.
María de los barcos, de las canoas, de las velas llenas de viento, María de los pescadores, María de las cañas dulces, de los alambiques, de la miel, María de las flores y de las hojas, de las semillas, de las espinas, María de cada casa y de todos los caminos, María de nuestra infancia, María de toda la gente, María de todo el amor, María de mis amores, de mis más dulces sueños, de las palmeras solitarias, de los puentes, marinas y ríos, María de nuestros sueños, de música y armonía, María de las llegadas y también las despedidas, María de todas las horas, María, nuestra señora, reina de toda luz. Cuida de todos nosotros.
Amén.