Santiago. El término de la Convención Constitucional (CC) y la difusión del texto propuesto -claramente anti-neoliberal y definitorio de un Estado social y democrático de derechos sociales-, abrió los fuegos para el "apruebo" o "rechazo" en el plebiscito ratificatorio del 4 de septiembre, calentando la temperatura política en el frío invierno austral chileno.
Y fue el ex presidente concertacionista Ricardo Lagos (2000/06) quien dejó en ascuas a medio país, cuando hizo pública una carta en la cual evitó optar por una de las opciones, sino que propuso continuar la ruta constituyente tras el plebiscito.
"Chile necesita y merece una Constitución que suscite consenso y que, más temprano que tarde, nos permita dejar de debatir acerca de ella para convivir dentro de ella. Y porque ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito del 4 de septiembre está en condiciones de lograrlo, estoy convencido de que el desafío político relevante es encontrar la manera de abordar la continuidad del debate constitucional hasta alcanzar un texto capaz de concitar un alto grado de aceptación ciudadana", afirmó.
Desde la centroizquierda, a la cual adscribe Lagos, le contestaron con fuerza: después del 4 de septiembre lo único que está garantizado es que la Constitución que heredó el dictador Augusto Pinochet, seguirá rigiendo; no hay un itinerario constitucional alternativo.
También la Democracia Cristiana (DC), una organización que pasó de darle tres mandatarios a Chile a rasguñar apenas el 4 por ciento en la elección presidencial de 2021, se retorcijaba acerca de qué rumbo tomar: mientras nueve ex timoneles partidarios del "rechazo", pujaban porque se diera "libertad de acción" a la militancia, la actual directiva impulsa decididamente el "apruebo".
Uno de sus dirigentes más prestigiosos, el senador Francisco Huenchumilla, dejó en claro la trascendencia del momento: "El “rechazo” es retroceder a foja cero y quedar de nuevo a merced de la derecha. La historia nos dice que la derecha nunca ha estado disponible para cambiar la Constitución de Pinochet. Entonces por qué esta vez deberíamos creerles, (…) cuando esa misma letanía la escuchamos muchas veces y nunca cumplieron su palabra", afirmó al medio El Mostrador.
Huenchumilla se refiere así a las promesas ingentes que hacen los conservadores -a los cuales se aliaron políticos concertacionistas y la tecnocracia purista e intelectual seducida por la doctrina neoliberal, cooptada por el empresariado en los directorios de sus conglomerados-, que llaman a "rechazar para reformar".
"Estos personeros, ingenuamente desde el punto de vista político, nos están pidiendo que le demos un certificado de fe a la derecha, y eso significa que están por el Rechazo y llanamente mantener la Constitución de Pinochet. Eso es lo que está en juego el 4 de septiembre", agregó.
También terció Milton Juica, un ex juez de la Corte Suprema que tuvo a su cargo investigar y dictar sentencia de culpabilidad en traumáticos casos de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
Preguntado por el medio ExAnte acerca de cuál será su opción, evitó decirlo, pero afirmó que "me pesa mucho el Rechazo, porque lo que hace es mantener una Constitución ilegítima. Yo viví la dictadura y viví cómo se implementó una Constitución mentirosa que engañó al pueblo. (…) ¿Cómo voy a seguir manteniendo algo que desde el punto de vista moral uno ve que es fraudulento?”.
Y remata: “Este cuentillo que ahora se dice que se rechaza para reformar, es mentira. ¿Dónde van a sacar quórum para reformar otra vez y entrar en esta nueva aventura? Esto pasó y no va a suceder nunca más. Esta es la única Constitución que por lo menos tiene un grado de legitimidad. Todas las anteriores nacieron de situaciones traumáticas, como golpes de Estado o guerrillas”.
Mientras la temperatura aumenta, la encuesta DataInfluye efectuada la última semana de junio, concluyó que el 41% está por el Apruebo y un 46% por el rechazo; sobre cuál de ambas opciones significará más paz social a largo plazo, el 39% cree que el Apruebo y el 30% el rechazo.