Madrid. En la tragedia de Melilla del 24 de junio, 133 migrantes subsaharianos lograron cruzar a suelo español y están detenidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, bajo custodia policial. El diputado vasco de EH-Bildu, Jon Iñarritu, se entrevistó con ellos y le dijeron que las muertes en la valla fronteriza de Melilla se debieron a “gases paralizantes” que lanzaron a los migrantes agentes de la Guardia Civil española y la gendarmería marroquí.

La madrugada de ese viernes, unos 2 mil 500 subsaharianos intentaron un salto masivo a la valla de Melilla, que mide de seis a 20 metros de altura, con partes electrificadas y otras cubiertas de alambre de púas.

Iñarritu explicó que los agentes, especialmente los españoles, lanzaron “gases paralizantes” que provocan ceguera temporal y un profundo ardor en las extremidades.

Según los migrantes que hablaron con Iñarritu, eso provocó que muchos cayeran desde lo más alto de la valla y no pudieran reaccionar en medio de la estampida. Por eso murieron o resultaron heridos de gravedad.

El diputado vasco es el único que ha podido hablar con los detenidos, quienes hasta la fecha no han recibido ayuda de la fiscalía española ni del Defensor del Pueblo.

Iñarritu dijo que recolectó “numerosos objetos de material antidisturbios, como botes del gas utilizado por agentes españoles” y balas de goma. Criticó la postura del gobierno español de Pedro Sánchez, quien elogió a las fuerzas policiales española y marroquí, pese a los fallecidos, que fueron 45, según las ONG.

El gobierno de Argel denunció antier que habría hasta 100 muertos, y ayer la vocera del Ejecutivo español, Isabel Rodríguez, aseguró que “conviene no obviar que se trata de una agresión a las fronteras europeas”.

Organizaciones sociales señalaron, en una carta a Sánchez: “el hecho de que las operaciones en la frontera se hayan realizado por los cuerpos de seguridad de los dos países no debe obstaculizar la necesaria rendición de cuentas y atribución de responsabilidades”.

Entre las organizaciones firmantes están Alianza por la Solidaridad-ActionAid, Andalucía Acoge, CEAR, Entreculturas, la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, Médicos del Mundo, Médicos Sin Fronteras, Red Acoge, Servicio Jesuita a Migrantes, Save the Children y Stop Mare Mortum.

En este contexto, el barco Ocean Viking, de la ONG humanitaria SOS Méditerranée pidió el “desembarque urgente, en un puerto seguro”, de 306 migrantes rescatados, algunos de ellos a bordo desde hace 11 días “bajo un calor extremo”.