El infernal boato de la OTAN en Madrid muestra que la función de los gobiernos “democráticos” se ha vuelto un asunto de minúsculas élites políticas. En una amplísima zona, Madrid fue cerrada al tráfico y tomada por fuerzas militares y policiales, de tierra y aire, a efecto de que 30 sujetos, seguramente “en representación” de más de 3 mil millones de habitantes de América, Europa, África y Oceanía, y por encima de sus propias constituciones y parlamentos, declararan la guerra fría y la militar a China y Rusia; para eso, esas instituciones no cuentan. El poder ecuménico del imperio es todopoderoso; la ley, the law (invocada mil veces cada día, hipócritamente), en el mejor de los casos sirve para consumo interno. El espacio político sin ley, exclusivo de esos 30, es el mundo, más aún bailando de comparsas con el jefe de la banda. Y los medios: la lluvia de los panegíricos taimados.
La exhibición de poder incontestable, con el marco de la monarquía española, mostró a esta nueva, osada y procaz aristocracia y todas sus jerarquías. Debajo de la corona yanqui, los zalameros archiduques, duques, marqueses, condes, europeos, glorificando al mandamás, que ha dispuesto atestarlos de soldados y armas para combatir, todos a una, a los enemigos del “mundo libre”. Como Felipe dijera a Biden en la cena de gala: “…compartimos valores y principios. Esta es, sin duda, una cumbre especialmente relevante. Una en la que los países aliados tienen que seguir mostrando unidad y determinación para defender nuestra libertad y nuestros valores democráticos”. Palabras que dijo en inglés, como era de esperarse. ¿De veras están activos defendiendo una libertad que nadie ataca ni cuestiona?
La libertad de esas derechas… Gobiernan los centros de poder de occidente, mientras se autoproclaman campeonas de la libertad, aunque la prioridad que las empuja es en realidad la defensa de la propiedad: la libertad, debidamente protegida, de ser indefinidamente propietarios de los medios para producir. No solamente ser por siempre propietarios, sino acumular más y más sin límite alguno y, además, más que ninguno: ahora les resulta intolerable que China sea más eficaz, operando con sus mismas reglas. China “desafía nuestros intereses, seguridad y valores”, según su nuevo “concepto”. Es la libertad que la OTAN defiende.
Una oscuridad medieval comienza a enturbiar a occidente. Los megamillonarios aumentan sus caudales, los infrapobres del mundo por miríadas, crispados ven un futuro sin esperanza de cambio: es el augurio que occidente vende a los más: no hay vuelta de hoja.
Dedicados a formular ansiosos las más grandes narrativas fraudulentas de la historia, los “intelectuales” orgánicos del capitalismo escribieron hace tiempo la mayor de ellas: la humanidad alcanzó un capitalismo absoluto que cerró el mundo y su historia (Fukuyama); estamos frente a una totalidad insuperable, el reino eterno de la democracia liberal. Es el mensaje subliminal profundo que reitera la juerga de la OTAN en Madrid.
Contemporáneamente, América Latina ha estado ensayando vías de escape, con nuevos gobiernos surgidos de sus flancos de izquierda. Es hora de tomarle seriamente la palabra a Francisco, el papa latinoamericano, atendiendo las palabras recogidas por Ángel Guerra Cabrera: “No podemos volver a la falsa seguridad de las estructuras políticas y económicas que teníamos antes…, de la crisis no se sale solo. O salimos todos o no sale ninguno. Usar la crisis para el propio provecho es salir mal de la crisis y, sobre todo, es salir solo. De la crisis no se sale solo, se sale arriesgando y tomando la mano del otro. Si no lo hacés, no podés salir”. Los hombres del poder con vocación social de América Latina deberían actuar ya, de la mano de los pueblos, siguiendo este consejo de Max Weber: “en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez”.
Seguramente nos aguardan años lúgubres. En el corto plazo parece precipitarse una recesión que estará encubierta por el discurso de la guerra. Pero habrá más desperdicio en el mundo con la enloquecida fabricación de armamentos, al tiempo que se entierran por tiempo indefinido los proyectos apenas incipientes para el cuidado de la naturaleza. El capitalismo prueba, una y otra vez, que sus bases, fundamentos y objetivos de operación, la máxima tasa de lucros, son factibles sólo destruyendo el mundo. No ha aparecido el mago capaz de convertir el cuidado del hábitat humano en un mercado lucrativo.
El sistema tenderá a profundizar el pozo de la desigualdad en el mundo. Diga usted lo que diga, recibirá como respuesta: ¡China es un peligro sistémico para la libertad! Los pueblos latinoamericanos deben unirse y crear estados instituyendo el consenso de los propios pueblos. Dura, aún más dura, será en adelante la lucha frente a los intereses capitalistas internos y externos. Un futuro con alimento, salud y educación para todos, sólo será posible caminando por la orilla del desfiladero.