“Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo escenario. Alguien camina por ese espacio vacío mientras otro observa, y eso es suficiente para que se inicie el acto teatral”, son las palabras del reconocido director de teatro, cine y ópera británico Peter Brook (Londres, 1925-París, 2022), quien redefinió el arte de la dirección teatral.
Considerado uno de los más deslumbrantes e influyentes creadores escénicos del teatro contemporáneo, Peter Brook, quien falleció este sábado 2 de julio a la edad de 97 años, ‘‘logró abrir nuevos horizontes a la dramaturgia contemporánea, al contribuir de manera decisiva al intercambio de conocimientos entre culturas tan distintas como las de Europa, África y Asia’’, así se consideró al director británico cuando fue distinguido con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2019.
Peter Stephen Paul Brook nació el 21 de marzo de 1925. Sus padres fueron Simon Brook y su esposa Ida Jansen, una pareja de científicos judíos rusos emigrados a Inglaterra. Brook se educó en la Escuela Gresham, así como en la Universidad de Oxford, donde se graduó en Artes.
Comenzó su carrera como director con apenas 18 años. En 1943 debutó en Londres con la obra Doctor Faustus, de Marlowe, hasta llegar a encabezar importantes instituciones como las británicas Royal Opera House de Covent Garden y el Royal Shakespeare Theatre, así como el Centro Internacional de Creaciones Teatrales, en Francia, un centro de investigación teatral abierto a los conocimientos de Oriente Medio y Asia.
En 1968 Brook participó en el taller teatral de Jean-Louis Barrault, lo cual le permitió por primera vez trabajar con actores de culturas diferentes a la suya, al formar parte del Teatro de las Naciones en París, y que con el tiempo marcó los elencos de sus propias agrupaciones teatrales.
En su momento Brook explicaría: “A mí me parece que el hecho de fundar un grupo internacional nos da la oportunidad de descubrir de un modo enteramente novedoso la fuerza de las diferencias entre la gente y lo saludable que dichas diferencias son”.
Siendo joven y con el deseo de innovar, se fue a vivir a París desde principios de los años 70, donde desarrolló gran parte de su carrera y llegaría a dirigir –hasta el momento de su fallecimiento–, el teatro parisino Bouffes du Nord, sede de la mayoría de sus creaciones escénicas.
De Peter Brook se reconocen sus originales escenificaciones a las obras de William Shakespeare, “al romper con la acartonada manera de representarlo”.
En sus memorias tituladas Threads of Time (Hilos del tiempo), Brook explica que “hasta los años 60 nuestro propio teatro de Shakespeare se representaba cómodamente para turistas de modo tranquilizador, pero en muchos de nosotros existía una tenaz sospecha de que aquello distaba mucho del atrevimiento de la era isabelina, con su apasionada investigación de la experiencia individual y social y su sentido metafísico del terror y la sorpresa”.
Entre sus originales montajes de las obras de Shakespeare se encuentran Romeo y Julieta, El Rey Lear, Timón de Atenas, Hamlet, El sueño de una noche de verano, Medida por medida y La Tempestad.
Otras puestas en escena que le dieron enorme reconocimiento fueron Marat/Sade, de Peter Weiss, La conferencia de los pájaros y El Mahabharata, inspirada en el extenso texto épico-mitológico de la India, del siglo III aC, en una versión escénica de nueve horas y de la que posteriormente también se haría una versión más corta para la televisión.
Sobre El Mahabharata comentaría en su momento al periódico El Mundo: “No creo en el colonialismo cultural. Como sociedad blanca no tenemos un arte o un teatro superior al de lugares del mundo como África y Oriente Medio, simplemente nuestro discurso es un fragmento de este arte. En Japón y en África se expresan de otra forma, con una gran claridad y libertad, incluso podría decir que allí hay actores superiores a los ingleses o franceses. Lo importante es compartir”.
Su trabajo incluyó además obras de Chéjov, Jean Genet y Samuel Beckett; además de retomar historias sencillas del mundo africano y asiático, dirigió óperas de compositores como Debussy y Bizet.
De acuerdo con la agencia Afp, su cine, independiente, fue un complemento de su teatro. Entre las cintas más reconocidas se encuentran Moderato cantabile, Mis encuentros con hombres importantes y El señor de las moscas.
Brook dirigió a grandes actores como Laurence Olivier, Orson Welles y la actriz francesa Jeanne Moreau. Y fue distinguido con los premios Tony, Emmy y Molière.
Una de sus máximas fue la búsqueda de la autenticidad y durante su carrera viajó a África, Irán y Estados Unidos, entre otros lugares, para desarrollar sus trabajos experimentales sobre el “descondicionamiento” del actor y su relación con el espectador.
A los 92 años escribió y protagonizó El prisionero, que plasma la historia real de su viaje espiritual a Afganistán, justo antes de la invasión soviética para filmar la película Mis encuentros con hombres notables, en 1978.
De acuerdo con los especialistas, Peter Brook es el mejor director de teatro del siglo XX, fue un notable creador escénico, que reinventó el arte de la dirección teatral al favorecer las formas simples, puras, sobrias y sencillas frente a los fastuosos decorados tradicionales, siendo fiel a su noción de “espacio vacío”. Sus propuestas escénicas siempre estuvieron marcadas por un alto compromiso estético y social.
La ministra francesa de Cultura, Rima Abdul Malak, lo homenajeó tras su muerte en Twitter afirmando que en su trayectoria “purificó la escena hasta su intensidad más viva. Peter Brook nos regaló algunos de los silencios más bellos del teatro, pero este último silencio es de una tristeza infinita”.
Peter Brook estaba casado con Natasha Parry, quien murió en julio de 2015. Le sobreviven sus dos hijos: Irina y Simon Brook.
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