Se cumplen 100 años del nacimiento de Gregorio Selser (2 de julio de 1922-2022) periodista argentino, historiador, editor y docente “juntador de papeles” de nuestra América. Hoy más que nunca es necesario rescatar su figura legendaria.
Los trabajos de investigación de Selser que fueron transformándose en artículos periodísticos, ensayos o libros procuraron revelar las distintas herramientas de penetración y dominación política de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, como los golpes de Estado, los planes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Pentágono, las alianzas entre las distintas administraciones estadunidenses con las oligarquías y burguesías locales entreguistas que profundizaban las condiciones de dependencia. También fue un precursor del análisis de los medios masivos gráficos, radiales, televisivos, electrónicos y de las noticias falsas. Lo atestiguan los distintos periódicos, revistas y agencias de noticias del planeta que tuvieron su pluma con su nombre verdadero o seudónimo como La Prensa, El Cronista Comercial, Página12, Crisis, Marcha, de Uruguay, El Día, El Financiero o La Jornada, de México, Prensa Latina, de Cuba, Inter Press Service (IPS) o sus casi 50 libros como Sandino general de hombres libres (una de las ediciones con prólogo del guatemalteco Miguel Ángel Asturias, futuro Nobel de Literatura), El guatemalazo, El rapto de Panamá, Diplomacia, garrote y dólares en América Latina, Argentina a precio de costo: El gobierno de Frondizi, La revolución cubana, La CIA en Bolivia, Bolivia, el cuartelazo de los cocadólares, De cómo Nixinger desestabilizó a Chile, Los días del presidente Allende, La batalla de Nicaragua (en colaboración con Gabriel García Márquez, Ernesto Cardenal y Daniel Waksman Schinka) y Reagan de El Salvador a las Malvinas, entre otros.
Su vida periodística y literaria lo convirtieron en una presa a cazar por los servicios de inteligencia que operaban durante las dictaduras del Cono Sur en la década de los 70 (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay y Perú) en el contexto criminal de “Operación Cóndor”, obligándolo a exiliarse en 1976 –junto a su familia– y establecerse definitivamente en México, tierra solidaria para miles de exiliados latinoamericanos. Lugar donde Selser, un 27 de agosto de 1991, con sólo 69 años, pasó a la inmortalidad.
Logré realizar la primera y única biografía hasta hoy del maestro: Gregorio Selser. Una leyenda del periodismo latinoamericano, con prólogo de Stella Calloni, editado en conjunto por la EDULP (Ediciones de la Universidad de La Plata) y EPC (Ediciones de Periodismo y Comunicación de la Facultad de Periodismo de La Plata).
El trabajo me llevó alrededor de cinco años y conté con la ayuda de prestigiosos colegas argentinos, como Stella Calloni, Rogelio García Lupo, Osvaldo Bayer, Oscar El Gallego González, Atilio Borón, Alcira Argumedo y Carlos Aznárez, entre otros que me abrieron sus archivos, sus bibliotecas y sus memorias. También pude lograr más de 50 testimonios de distintas personalidades del periodismo, las ciencias sociales y la política del mundo, como el estadunidense Noam Chomsky, los mexicanos Blanche Petrich, Stephan Hasam y Humberto Musacchio, los cubanos Juan Marrero y Marta Rojas, Blanca Segovia Sandino (hija única del general Augusto C. Sandino) y Aldo Díaz Lacayo, de Nicaragua, Carlos Fazio y Daniel Viglietti, de Uruguay, el brasileño Eric Nepomuceno, los panameños Nils Castro y Julio Yao Villalaz, los peruanos Ricardo Napurí, Rafael Roncagliolo y Juan Luis Gargurevich, entre otros. Y conté con el apoyo inestimable del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América, adscrito al Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México que, bajo la dirección de Beatriz Torres, está a cargo de la documentalista Bettina Gómez Oliver.
La narrativa y la prosa de Selser eran sencillas y directas, es decir, comprensibles y sin medias tintas. Esto se puede apreciar en la vasta obra selseriana por la simple razón de que su escritura tenía que llegar –de la forma más clara y urgente– a los distintos sectores sociales en países como Argentina, Chile, México, Guatemala, Panamá, El Salvador, Cuba, Nicaragua, Honduras y Bolivia, entre otros.
Selser no escribía para recibir premios ni menciones, escribía para que los pueblos de América comprendieran que su dependencia histórica del imperialismo estadunidense no tenía que ser eterna. Que la justa liberación de los condenados de la tierra era posible y necesaria, pero a partir de los hechos históricos y sin olvidar la siempre postergada unidad latinoamericana.
Hombre honesto y de una ética insobornable, abrazó la causa antiimperialista y anticolonialista y la enfrentó con toda su fuerza y pasión con una máqui-na de escribir y el periodismo como arma de combate, para descubrir lo que él denominaba “La historia americana de la infamia” y despertar y liberar conciencias aturdidas por tantos años de sometimientos.
A 100 años de su nacimiento, su vida y obra lo siguen definiendo como un imprescindible de nuestra América.