Madrid. Miles de personas se concentraron durante los últimos dos días en más de 60 ciudades de España para exigir que se ponga fin a “la matanza de negros” en la frontera en Ceuta y Melilla.
En ese lugar, la madrugada del pasado 24 de junio se registró la peor tragedia de la historia reciente, con un cálculo de entre 23 y 45 migrantes subsaharianos fallecidos. Los manifestantes acusaron al gobierno del presidente español, Pedro Sánchez, de amparar una política migratoria criminal y racista.
“Las vidas negras importan”, “Dejen de matar negros”, fueron algunas consignas de los manifestantes que acudieron a la convocatoria de 37 organizaciones no gubernamentales, la mayoría vinculadas a la defensa de los derechos de los migrantes y que trabajan en la zona fronteriza.
Se exigió que se esclarezca la tragedia, pues a ocho días del salto masivo en el que cientos de africanos intentaron cruzar la valla fronteriza de Melilla, el régimen marroquí se niega a hacer autopsias a quienes perdieron la vida al intentar cruzar la valla y ser reprimidas, lo que permitiría abrir una investigación judicial.
Rabat afirma que murieron 23 migrantes, pero las ONG han contabilizado hasta 45 decesos.
“Pedimos una investigación puntual e independiente de los hechos (...), que se reconozca que lo que ha pasado en Melilla no es un caso aislado, sino que responde a un sistema racista en el que se benefician los países del norte”, afirmó la vocera de la Plataforma Regularización Ya, Ximena Zambrano.
Denuncian racismo
Una de las protestas más concurridas fue la de esta capital, donde extranjeros portaban carteles que rezaban: “No queréis migrantes, pero sois los causantes de las guerras en sus países”, “No son muertes, son asesinatos”, “Gobierno progresista también es racista” o “Ningún ser humano es ilegal”, entre otros.
En un comunicado afirmaron: “Somos migrantes, valientes, que trabajan, que cotizan. Basta ya de racismo. Nuestra reivindicación es recordar a la población española, como a toda la comunidad europea, que el racismo mata, y mata incontables veces”.
Señalaron la “doble moral” del gobierno español, que se autoproclama “progresista” y ampara, cuando no defiende, la represión excesiva de los agentes policiales marroquíes. “El gobierno español no va a recapacitar, no esperamos absolutamente nada del Estado. La mano ejecutora ha sido Marruecos, pero el cerebro ha sido España”, asentaron.
Criticaron duramente a Sánchez, quien aseguró que la crisis se había “resuelto bien” y elogió la intervención de las policías de España y Marruecos. Una de las voces más críticas fue la del líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Oriol Junqueras, socio parlamentario del gobierno español, quien acusó a Sánchez de actuar “como lo haría la derecha más extrema, lo que evidencia que no hay una alternativa progresista real en España.
Antier, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, pidió “sensibilidad” hacia los trabajadores fronterizos, así como entender la situación de Marruecos en la gestión de la llegada de migrantes.
El responsable aseguró que los 133 africanos que lograron cruzar a territorio español el pasado 24 de junio están recibiendo atención en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla, y –agregó– se está “intentando que su situación sea la mejor posible”.