Bajar a los desaguaderos subterráneos y limpiar a fuerza de brazo las alcantarillas de Bangkok es la tarea ingrata confiada a algunos presos por las autoridades tailandesas.
La capital tailandesa, situada a sólo 1.5 metros sobre el nivel del mar, se inunda regularmente debido a las lluvias abundantes y a que la red de desagüe se desborda rápidamente.
Después de haber levantado las losas de cemento que recubren las tuberías, varias decenas de detenidos que llevan botas de protección y guantes gruesos descienden y raspan la suciedad para llenar grandes recipientes de hierro con residuos apestosos.
“Es un trabajo demasiado duro y agotador”, declaró un prisionero de 33 años que no fue autorizado a dar su nombre, quien agregó sin sorpresa “que el trabajo era maloliente”.
Es uno de los 80 reclusos llevados de tres prisiones hacia un barrio del este de Bangkok que desempeñan esa tarea.
Para los presos esta labor, que nadie quiere hacer, les permite ganar un poco de dinero y sobre todo reducir la pena, un día por jornada de trabajo realizada.
“Siempre me ofrezco de voluntario para hacer este trabajo para poder volver más pronto con mi familia”, explicó el hombre, que lleva una gorra de beisbol azul y un uniforme azul oscuro con la inscripción “preso” en la espalda.
Los condenados trabajan todo el día bajo un calor abrumador, alimentados gracias a las donaciones de comerciantes felices de ver las alcantarillas frente a sus tiendas finalmente limpias.
“Es la primera vez con la pandemia que los presos limpian alcantarillas”, dijo un guardia del centro de detención de Bangkok.
conocida antes como la Venecia del Este, la capital es a menudo víctima de inundaciones durante la estación de lluvias o monzón –entre julio y octubre– y el desbordamiento de las alcantarillas contribuye a eso.
“Una mayor limpieza al comienzo de la temporada de lluvias ayudará a que las cañerías puedan evacuar el agua más rápido y no causará problemas cuando llueva”, declaró un funcionario de la administración metropolitana de Bangkok.
Y para al menos uno de los prisioneros, a quien le queda menos de un año por purgar, la limpieza de las alcantarillas le ha ayudado a sentirse mejor en relación con su pasado.
“Hemos cometido errores en la vida, lo que hace que acabemos en prisión, entonces me satisface tener una oportunidad de salir y servir a la gente.”
Afp