Moscú. El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, calificó de “ataque deliberado” del ejército ruso el bombardeo que la madrugada de este viernes causó al menos 21 civiles muertos y 39 heridos en la región de Odesa, en la costa del mar Negro, ataque que el Kremlin y el Ministerio de Defensa ruso negaron haber realizado al sostener que sólo destruyen “objetivos militares”.
El comando operativo sur del ejército ucranio, en un comunicado, afirma: “Como resultado de un ataque nocturno con bombarderos estratégicos Tu-22 desde el mar Negro contra el distrito de Belgorod-Dnestrovsky, en la región de Odesa, tres misiles X-22 impactaron en un edificio de apartamentos y en dos centros vacacionales”.
El subjefe de la Administración de Odesa, Serguei Barchuk, dio a conocer el número preliminar de víctimas y subrayó que entre los heridos hay varios niños y una mujer embarazada, pero indicó que los rescatistas continúan buscando sobrevivientes, o eventuales cuerpos, entre los escombros.
Barchuk precisó que los hechos ocurrieron en el poblado de Sergueievka, 80 kilómetros al sur del principal puerto de Ucrania, y mencionó que el edificio de apartamentos de nueve pisos quedó reducido a ruinas. Numerosas imágenes difundidas por los canales de televisión ucranios y las agencias noticiosas lo confirman. Los centros vacacionales estaban acondicionados para alojar temporalmente a desplazados de regiones del este del país, donde tropas rusas y ucranias libran intensos combates.
Para el gobernante Zelensky, “esta tragedia se debió a un acto de terror contra nuestras ciudades y poblados, contra nuestra población civil, adultos y niños, porque se trató de un ataque selectivo y deliberado de Rusia”.
Con esta grave acusación, el mandatario ucranio dio a entender que los militares enemigos atacaron Sergueievka como venganza por la humillación sufrida al tener que retirarse, la víspera, de la pequeña, pero estratégica isla de las Serpientes, que el invasor mantenía bajo su control desde el mismo día en que sus tropas entraron en Ucrania.
Trascendió que cañones de largo alcance recién llegados de Francia hicieron posible bombardear, desde la costa de la región de Odesa, el cuartel que mantenían los rusos en la isla de las Serpientes, aunque la Defensa rusa, por conducto de su portavoz, general Igor Kona-shenkov, habló de un “repliegue voluntario” que denominó “gesto de buena voluntad”.
No es la primera vez, en este conflicto armado, que ambas partes atribuyen a su enemigo acciones sin otro sentido que la venganza. De esta manera, las fuerzas armadas moscovitas también usaron la propia isla de las Serpientes para endilgar un ataque de Ucrania a plataformas petroleras en el mar Negro.
Sucedió el 21 de junio, cuando el Kremlin señaló: “Tras fracasar en su intento de tomar la isla de las Serpientes, el régimen ucranio emprendió una nueva aventura y ordenó bombardear dos plataformas petroleras de la empresa Chernomorneftegaz, en el mar Negro, dejando tres trabajadores heridos y siete desaparecidos”.
Y este viernes por la noche esa isla volvió a ser noticia cuando el comandante en jefe del ejército ucranio, Valeri Zaluzhnyi, aseveró en Telegram que “cerca de las 18:00 (hora local), dos bombarderos Su-30 de la fuerza aérea rusa, que despegaron del aeródromo de Belbek (en Sevastopol, Crimea), atacaron dos veces la isla de las Serpientes, lanzando bombas defósforo”. Tanto el Kremlin como el ministerio de Defensa ruso negaron haber atacado “objetivos civiles” en la región de Odesa.
“Quiero recordarles –refirió a los reporteros de la fuente el vocero presidencial, Dimitri Peskov– una vez más las palabras de nuestro presidente y comandante en jefe en el sentido de que el ejército de Rusia no ataca ni objetivos ni infraestructuras civiles”.
En los mismo términos se pronunció el general Konashenkov, vocero oficial de los militares, quien también reportó que sus tropas “están cerca de tomar el control sobre la ciudad de Lysychansik”, pieza clave para seguir avanzando en la región de Lugansk.
Por otro lado, aún no se sabe si las autoridades de Turquía van a detener y confiscar a petición de Ucrania, confirmada este viernes por su embajada en Ankara, el primer carguero que, escoltado por buques de guerra rusos, zarpó el jueves del puerto de Berdiansk, en el mar de Azov, con 7 mil toneladas de cereales con destino a “países amistosos” no identificados y que Kiev reclama como granos suyos.
La ONU precisó que ese barco no forma parte de los esfuerzos del secretario general, Antonio Guterres, para evitar una crisis alimentaria, facilitando la salida de cereales ucranios y rusos.