En México la exposición al plomo rebasa los límites permitidos por la Norma Oficial Mexicana (NOM) en la materia. Alrededor de 1.4 millones de niños de 1 a 4 años presentaban este problema en 2018, pero en Puebla era 46 por ciento de ese sector y en otras cinco entidades cerca de un tercio, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) de ese año.
La principal fuente de contaminación está en la alfarería tradicional (objetos de barro que usan pintura con plomo), por lo que organizaciones civiles y empresas convocaron ayer a tomar medidas como capacitar a fabricantes artesanales en el uso de esmaltes libres de ese metal pesado.
También anunciaron el lanzamiento de la Alianza Comida Sin Plomo; propusieron que se realicen mediciones de plomo en el país e identificar la principal fuente de exposición, pues es conocido que se le encuentra en artículos de uso cotidiano como cosméticos importados, algunas pinturas residencias, en baterías automotrices y electrónicas.
Otras fuentes de exposición al metal pesado son los desechos de minas activas, la metalurgia y el reciclaje de baterías de plomo-ácido, señala el informe El Plomo en la Mesa elaborado por las agrupaciones Pure Earth de Estados Unidos y Barro Aprobado de México.
El documento advierte que la principal causa de intoxicación crónica es el esmalte de óxido de plomo que se utiliza para vidriar la alfarería y el sector más afectado es el de los niños.
La Ensanut 2018 encontró que 17.4 por ciento de la población estaba expuesta al plomo y en los niños se incrementó a 22 por ciento en promedio. Por estados, después de Puebla se encontraban San Luis Potosí (37 por ciento), Tlaxcala (36), estado de México (30), Oaxaca (29), Ciudad de México (28) Aguascalientes (21) Morelos (20), Veracruz (14), Guerrero (13), Zacatecas (11) y Michoacán (10 por ciento).
Resalta que los niveles altos de exposición perjudican el desarrollo neurológico. Los niños pueden sufrir disminución en su coeficiente intelectual y trastornos del comportamiento que en el corto plazo afectan su desempeño escolar y pueden, incluso, ser la causa de deserción, menor nivel educativo, bajos salarios y un riesgo mayor de incurrir en conductas delictivas.
Los niños con intoxicación por plomo pueden presentar fatiga, dificultad para hablar, una línea azul en la encía, convulsiones, pérdida de coordinación, del apetito y de peso.
También anemia, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y estreñimiento, dolores de cabeza y en general, retraso en su desarrollo, entre otros.
En el largo plazo todo esto repercute en el ámbito económico por una baja productividad y el aumento en problemas de salud como discapacidad, así como en la violencia por la afectación neurológica en las personas.