El gobierno de Chihuahua debe una explicación a fondo a la sociedad sobre el asesinato de los sacerdotes jesuitas en la comunidad de Cerocahui, consideró el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Lo anterior, ante la posibilidad de que haya protección a José Noriel Portillo Gil, El Chueco, miembro del grupo delictivo Los Salazar, célula en la región del cártel de Sinaloa, quien es señalado como responsable de los crímenes.
“¿Cómo es posible que con orden de aprehensión esta persona se moviera con toda libertad, que fuese patrocinador de un equipo de beisbol y todo mundo supiera a qué se dedicaba y no lo tocaran? ¿Por qué? ¿Cuál era su estatus? Tenía que haber ahí contubernio con autoridades”, subrayó en la mañanera de ayer.
Reconoció que a pesar de la lucha para evitar colusión entre funcionarios y la delincuencia, “todavía hay asociación delictuosa (…) Tiene que ver con la tolerancia y la impunidad que se da en algunas regiones del país, pero se va avanzando, porque no se permite la impunidad arriba”.
Sobre los nexos con el crimen, el mandatario volvió a referirse al caso del titular de la Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna, detenido en Estados Unidos por presuntos vínculos con el cártel de Sinaloa, cuyo juicio empezará en octubre.
López Obrador indicó que en este asunto “hay muchas interrogantes”, y deben resolverse dos: confirmar las acusaciones y, en caso de que sean ciertas, conocer quiénes fueron sus cómplices, pues incluso, apuntó, se ha señalado que el dinero de los sobornos que recibía llegaba hasta Los Pinos.
“Últimamente han salido testimonios de testigos que han declarado contra García Luna, pero involucran a Calderón; entonces, ¿cómo le van a hacer en ese juicio en Estados Unidos? Por eso entiendo sus preocupaciones, y la gente que está ahí involucrada, que participó… de todos los sectores.”
Recordó que mientras García Luna era titular de Seguridad, en diversos sectores –incluidos elementos de agencias de inteligencia internacionales y grandes medios extranjeros– destacaban su papel en la guerra contra el crimen organizado.
“Hay declaraciones de agentes extranjeros en favor. ¿Cómo estaba la relación (con ellos) y cómo se rompe? ¿Cuándo es que se dan cuenta? Hay muchas interrogantes. Pero además de tenerlo como un profesional, un héroe, ahora todas las declaraciones en su contra muy fuertes, recibiendo dinero, pero señalando que parte de ese dinero iba a Los Pinos. ¿Cómo va a ser el juicio?”, preguntó.
En caso de que las acusaciones se hayan fabricado, consideró que la justicia estadunidense deberá responder: “¿quién fue el que ordenó fabricar esta acusación? ¿De dónde surgió? ¿Qué agencia? ¿Quiénes fueron los responsables?”
Rememoró el caso de Salvador Cienfuegos y cómo tras la intervención de su gobierno fue liberado y el Departamento de Justicia estadunidense se desistió. “Sí me enojé (de que no se avisara a México de ese proceso), nada más que me aguanté” para evitar rupturas. Estimó que la detención del general se dio o por el proceso electoral que venía en aquel país o como “venganza” contra el Ejército Mexicano.
En cambio, dijo, si se acreditan las acusaciones contra García Luna: “¿hasta dónde va a llegar? ¿Se va a quedar ahí? ¿Fue sólo él o se va a ampliar?”
En otro punto, el mandatario evitó pronunciarse sobre la propuesta del líder del PRI, Alejandro Moreno, para armar a las familias como una medida de luchar contra la violencia.