Madrid. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) aprobó ayer la “hoja de ruta”, o “Concepto Estratégico” para la próxima década, en la que señala a Rusia como una “amenaza significativa y directa”, a China como “un desafío sistémico” que utiliza “herramientas híbridas y cibernéticas maliciosas”, y, por primera vez, califica de “amenaza” la “instrumentalización de la migración”.
El secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, afirmó que se vive “la crisis de seguridad más grave que hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial”, al caracterizar de “histórica y transformadora” la Cumbre de Madrid.
El presidente estadunidense, Joe Biden, anunció el aumento de la presencia militar de su país en Europa, prometió “defender cada centímetro de territorio aliado”, y aseveró: “hablamos en serio cuando decimos que un ataque contra uno es un ataque contra todos”.
Por primera vez desde el fin de la guerra fría (1989), la alianza atlántica señaló a Rusia como “enemigo”, y se alejó de la “cooperación” impulsada en los años anteriores; en la Cumbre de Lisboa, en 2010, se le denominó “socio estratégico”.
Este mecanismo trasatlántico está integrado por 30 naciones: Estados Unidos, Canadá, Alemania, Portugal, España, Reino Unido, Italia, Bélgica, Albania, Dinamarca, Francia, Estonia, Croacia, Grecia, Islandia, Noruega, Países Bajos, Bulgaria, Rumania, República Checa, Hungría, Letonia, Turquía, Lituania, Luxemburgo, Montenegro, Macedonia del Norte, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.
“Aunque la OTAN es una alianza defensiva, nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada centímetro del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor”, establece el Concepto Estratégico, un documento de 16 páginas y 49 puntos en el que se definen las prioridades para los próximos 10 años.
Se estipula que “la OTAN está decidida a salvaguardar la libertad y la seguridad de los aliados. Su propósito clave y mayor responsabilidad es asegurar nuestra defensa colectiva contra todas las amenazas, de todas las direcciones”.
Señala que “la zona euroatlántica no está en paz. La Federación Rusa violó las normas y principios que contribuyen a un orden de seguridad europeo estable y predecible. No podemos descartar la posibilidad de un ataque contra la soberanía y la integridad territorial de los aliados”, en referencia a la invasión rusa a Ucrania que comenzó el pasado 24 de febrero.
Tras reiterar su apoyo a Ucrania “el tiempo que haga falta” para resistir a la invasión, la OTAN, declaró que Rusia es “la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados”.
Añadió que Moscú “utiliza medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios. Emplea la amenaza nuclear. Tiene como objetivo desestabilizar países de nuestro Este, Norte y Sur. La OTAN no busca la confrontación y no representa una amenaza para la Federación Rusa. Continuaremos respondiendo a las amenazas rusas y las acciones hostiles de manera unida y responsable. Reforzaremos significativamente la disuasión y la defensa para todos los aliados. No podemos considerar a la Federación Rusa como nuestro socio. Sin embargo, seguimos dispuestos a mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú para gestionar y mitigar los riesgos, prevenir la escalada y aumentar la transparencia”.
Zelensky pide más armas
El presidente de Ucrania, Volodimyr Zelensky, tuvo una breve intervención en la que solicitó de nuevo “armamento moderno”, apoyo económico por 5 millones de dólares mensuales y pidió a los aliados “valentía para plantar cara a la agresividad de Rusia”.
La alianza incluyó a China entre sus principales desafíos, por el aumento de su influencia en el mundo, al considerar que emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su huella global y proyectar poder, “mientras permanece opaco sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar. Las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de China, y su retórica de confrontación y desinformación apunta a los aliados y daña la seguridad de la alianza”.
Agregó que Pekín “busca controlar sectores tecnológicos e industriales claves, infraestructuras críticas y materiales estratégicos y cadenas de suministro. Utiliza su influencia económica para crear dependencias”.
El documento menciona el deber de combatir a “actores autoritarios que invierten en sofisticadas capacidades convencionales, nucleares y de misiles” en secreto y sin respetar acuerdos internacionales e “interfieren en nuestros procesos democráticos e instituciones y apuntan a la seguridad de nuestros ciudadanos a través de tácticas híbridas. Realizan actividades maliciosas en el ciberespacio y el espacio, promoviendo campañas de desinformación, instrumentalizando la migración, manipulando la energía y los suministros y utilizando la coerción económica”.
En cuanto al “terrorismo”, la OTAN advirtió: “Es la amenaza asimétrica más directa a la seguridad de nuestros ciudadanos y a la paz y la prosperidad internacionales. Las organizaciones buscan atacar o inspirar ataques contra los aliados. Se han expandido sus redes y mejorado sus capacidades con nuevas tecnologías que les proporcionan más alcance y letalidad”.
Se agregó al documento, a propuesta de España, la “amenaza híbrida” que representa “la instrumentalización de los flujos migratorios. Esta inestabilidad relacionada con los conflictos “contribuye al desplazamiento forzado, fomentando la trata de personas y la migración irregular”, lo que supone “serios desafíos trasnacionales y humanitarios”.
Al hablar de los flujos migratorios, el documento incluye en dos ocasiones una referencia a la “integridad territorial de los países aliados”, en lugar de “la Alianza”, en una precisión jurídica bien recibida por España que logró que quedara cubierta su integridad territorial, sin aludir directamente a los territorios de Ceuta y Melilla, que colindan con Marruecos y donde el fin de semana murieron decenas de migrantes en un salto masivo de la valla fronteriza.
El secretario general del mecanismo, Jens Stoltenberg, dijo que se prevé, en los próximos años, un incremento del presupuesto militar de los países de la OTAN.
Biden detalló cómo incrementará su presencia militar en Europa: “Aquí, en España, vamos a trabajar con nuestros aliados para aumentar los destructores de la Marina estadunidense estacionados en la base naval española de Rota, de cuatro a seis. En Polonia, estableceremos un cuartel general permanente para el Quinto Cuerpo de nuestro ejército y fortaleceremos la interoperabilidad entre Estados Unidos y la OTAN en todo el flanco oriental. Vamos a mantener una brigada rotatoria adicional, que consta de 3 mil soldados, y otros 2 mil efectivos con sede en Rumania”.
Agregó que se reforzarán los despliegues de su país en los estados bálticos, se enviarán dos escuadrones F-35 adicionales a Gran Bretaña, y habrá más aviones de “otras capacidades” en Alemania e Italia.
En la jornada, se abrió el proceso para la adhesión de Finlandia y Suecia, que tras la invasión a Ucrania rompieron con su tradicional neutralidad, y en ese marco Biden se reunió, durante una hora a puerta cerrada, con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, a quien felicitó por retirar el veto a que se sumen los dos países nórdicos.