Para Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López debe estar claro que la elección interna en Morena, frente a la ausencia de líderes y propuestas de la oposición, no es para buscar al candidato, sino para poner frente a la gente a quien será el Presidente el próximo sexenio.
Y no hay secretos, la crisis en la oposición ha llevado incluso a pensar en algún personaje ya usado, en un candidato retro, como Santiago Creel, que tendrá que buscar en el basurero azul, pero muy en lo profundo, algún proyecto de su partido que no haya probado el fracaso, tarea casi imposible.
Pero no sólo eso, la supremacía en todos los órdenes de control político de los guindas a lo largo y ancho del país, aunado a los gobiernos de fiasco protagonizados por panistas y priístas, impiden a la imaginación suponer que habrá tiro en la justa presidencial, por eso resulta tan importante, tan decisiva la elección que se efectúe en Morena.
Falta un año, más o menos, para que se desate formalmente la lucha interna en ese partido, y este es un espacio, un lapso de prueba para quienes están apuntados y para quienes sin ningún mérito político serio se colaron entre los invitados a partir de la presión de algunos medios y, desde luego, de alguna ayuda interna.
Seguramente se trata de alguno de esos que aún no entienden de qué se trata este gobierno ni cual es su trascendencia, pero que además se ha aferrado tanto a la idea de ser candidato a la Presidencia que deberá dejar de lado lo que era su meta original: el Gobierno de la Ciudad de México.
Pero por lo pronto, en el caso de los tres llamados a competir será necesario que echen a andar todos sus recursos políticos para conseguir, sin que les echen encima alguna acusación, penetrar en el gusto de la gente con propuestas que den idea de futuros ciertos en bien de la gente.
Tampoco puede quedar en duda la tarea de cada uno de ellos. Todos irán sobre la línea trazada por la 4T, pero serán los matices los que marquen la diferencia. Cuando menos en apariencia, es ampliamente aceptada por la mayoría de la población, es decir, ir en contra o desdibujarla podría significar el punto de derrota al que ninguno se va a arriesgar.
Así que, ¿qué es lo que le falta a la Cuarta Transformación, qué es lo que se debe modificar, en qué hay que profundizar? Seguramente los aspirantes tienen la vista puesta en cada uno de esos o de otros temas, porque la 4T no puede quedar inmóvil al término de este sexenio.
El secreto tal vez sea potenciar muchas de las ideas que componen el modelo de transformación emprendido en este gobierno, eso es una tarea que irá marcando las necesidades del país, eso es cierto, pero también se deben consolidar las formas que buscan que trascienda el modelo de administración hoy aceptado por la mayoría. Ya veremos.
De pasadita
La afirmación se da en la entraña misma del Centro Histórico, fue un simple “sí, él lo invitó”.
Alguien que sabe de cierto el asunto, confirma que al secretario de Gobernación lo invitaron a la contienda por la Presidencia del país. Nos dicen que cuando se habló de los posibles candidatos en la mañanera ninguno sabía que estaba invitado.
¿Y entonces…?