Washington. La economía de Estados Unidos –la mayor a nivel mundial y principal socio comercial de México– se contrajo más de lo anunciado en el primer trimestre, con una caída de 1.6 por ciento anual, una cifra que se conoce tras una revisión a la baja de los gastos de consumo.
La última revisión del Departamento de Comercio publicada este miércoles se compara con la contracción de 1.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) divulgado a fines de mayo, a su vez más pesimista que el 1.4 por ciento de retracción consignado en abril.
El PIB se repliega en un contexto de fuerte inflación, profundizada por la guerra en Ucrania, problemas persistentes sobre las cadenas de suministro, una reducción de las ayudas del gobierno y el resurgimiento de casos de covid.
No se trata aún de una recesión, ya que se consideran dos trimestres consecutivos de contracción del PIB para establecerla.
El Departamento de Comercio explica que esta nueva estimación “refleja una revisión a la baja de los gastos de consumo personales y de los gastos del gobierno federal”.
Estados Unidos considera la proyección anual del crecimiento del PIB, que calcula la expansión de la economía en un trimestre sobre el anterior pero proyectándola a 12 meses. Eso permite tener una idea del crecimiento anual esperado si se mantuvieran las condiciones del momento de la medición.
Si se compara trimestre sobre trimestre, la contracción del PIB fue de 0.4 por ciento en el primer cuarto del año.
El gasto del consumidor, que representa más de dos tercios de la economía, creció a una tasa de 1.8 por ciento en lugar de 3.1 por ciento reportado el mes pasado. La rebaja se debió a las revisiones a de los servicios financieros y los seguros, así como de la atención sanitaria. También se revisó a la baja el gasto en bienes de larga duración, como vehículos motorizados y bienes recreativos.
“Los gastos de las familias deberían sostener una tasa de crecimiento mayor en el segundo trimestre”, según Rubeela Farooqi, economista jefe de HFE.
“Pero las perspectivas más allá son inciertas”, añade. La economía debería seguir creciendo este año pero más lentamente, “y los riesgos de una eventual recesión aumentan”, vaticinó.
La contracción mayor de lo previsto del PIB no es un buen augurio para la demanda interna y las perspectivas económicas en medio del nerviosismo sobre una recesión, cuando la Reserva Federal endurece agresivamente la política monetaria para controlar la inflación.
“El mayor efecto de este informe es que deja los inventarios en una posición más sobreconstruida de lo que se pensaba previamente, colocando el PIB del segundo trimestre en territorio negativo a la espera de lo que revelen los datos de mañana sobre el consumo de mayo y la inflación al consumidor y las revisiones de abril”, dijo Chris Low, economista jefe de FHN Financial en Nueva York.