Los pacientes del Hospital General de México (HGM) son atendidos en condiciones infrahumanas en el área de urgencias. “Así hay que decirlo”, afirmó Juan Antonio Ferrer, director del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), durante un recorrido que hizo por el nosocomio y constató algunas de las deficiencias, por ejemplo, que en un espacio cerrado, prácticamente sin ventilación, hay cabida para 25 personas, pero “algunos días se habilitan camillas y llegan a estar 30” enfermos, aseguró el médico responsable.
Ayer se inauguró en el HGM la Unidad de Bienestar Infantil (AUBI) que sustituye a la Clínica de Obesidad creada hace 10 años. El nuevo espacio cuenta con servicios médicos integrales para niños y adolescentes. Se construyó con aportaciones económicas del sector privado a través del patronato del hospital y tiene el objetivo de coadyuvar en la prevención y control del sobrepeso y obesidad que en México afecta a 38 por ciento de niños entre 5 a 11 años y a 44 por ciento de adolescentes (de 12 a 19 años). También se integra a la AUBI personal de nutrición, deporte y actividades lúdicas, entre otros.
Al concluir la ceremonia, la directora Guadalupe Guerrero Avendaño invitó al director del Insabi a visitar Urgencias, donde el aire se vuelve denso nada más cruzar la puerta y los enfermos quedan a la vista.
Históricamente, el HGM es conocido como el “hospital de los pobres”, lo que sigue siendo evidente en salas de espera y pasillos. Aunque a lo largo de los años se han realizado obras diversas, como la construcción de un edificio para el servicio de Oncología e incluso la remodelación de Urgencias hace unos 10 años, con el crecimiento de la demanda “eso ya quedó rebasado”, comentó una enfermera, quien mostró a los visitantes el área destinada a los pacientes con covid-19, la cual está vacía.
Acompañado de funcionarios de la Secretaría de Salud (Ssa), el presidente del patronato, Ramón Neme Sastré, y el diputado Emmanuel Reyes, presidente de la Comisión de Salud, el director del Insabi caminó por varios edificios y pasillos donde todavía están las mantas que reclaman el pago de alto riesgo para el personal de enfermería, y denuncian que ya transcurrió un año sin servicio de Radioterapia.
Ese edificio, donde se atendía a enfermos de cáncer, registró daños con el sismo de 2017, y aunque ya existe un proyecto de reconstrucción autorizado, todavía faltan trámites administrativos que se deben cumplir.
Guerrero Avendaño informó que ya cuenta con los proyectos ejecutivos de demolición para Radioterapia y Urgencias, los cuales fueron donados por el patronato. Una vez que las diferentes áreas de la Ssa y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) lo autoricen, iniciarán las obras que tendrán un costo aproximado de 610 millones de pesos, lo que incluye la compra de dos aceleradores lineales para los tratamientos de radioterapia.
Respecto al pago de alto riesgo que reclaman los empleados, Marco Vinicio Gallardo, titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Ssa, comentó a La Jornada, mientras se hacía el recorrido por el hospital, que el asunto se está revisando con la SHCP y el área jurídica, pues si bien se reconoce que el HGM es de tercer nivel, se carece del sustento normativo que permita el ejercicio de los recursos económicos, señaló.
Sobre las obras que se requieren en el nosocomio, Guerrero Avendaño planteó que falta una Unidad de Trasplante de Médula Ósea. La respuesta de Ferrer fue inmediata: “Se quedará pendiente porque ya no da tiempo”. Recordó que la actual administración concluye el 30 de septiembre de 2024 “y no vamos a dejar obras inconclusas. Vamos con Urgencias y Radioterapia”.