Ciudad de México. El espíritu de reflexión y libertad creativa que ha acompañado a La Castañeda desde su aparición, cobra mayor relevancia en su aniversario 33 “por el carácter simbólico y místico” del propio número, así como de la trayectoria de la banda, que desde su origen siempre buscó “no parecerse a nadie, no tener etiquetas”.
En más de tres décadas, la agrupación ha mantenido un estilo musical único, donde se combinan diversos ritmos como el jazz, ska y el hard rock, enfatizando en una visión artística en torno a la locura. Su nombre alude al mítico manicomio, de negras y misteriosas historias, el cual fue inaugurado en el porfiriato y clausurado en 1968.
En entrevista con La Jornada, en las instalaciones de Producciones Garra, “ese laboratorio donde a diario replican fantasías” fue el lugar donde Salvador Moreno (vocalista), Omar de León (teclados) y Oswaldo de León (guitarra) charlaron sobre diversos momentos de su historia, su música y las fusiones, así como de la forma en que han buscado trascender y el concierto de cerca de tres horas que protagonizarán el 2 de julio en el Teatro Metropólitan. “Pasan los años y las generaciones, pero la música se filtra hacia nuevas conciencias, eso es lo padre”, coincidieron.
El tema de la locura, es inherente a la banda, incluso en sus conciertos y en su vida personal es imprescindible ser raros, disfuncionales o extraordinarios. “A estas alturas, como siempre y respetando los límites clínicos de los que significan los padecimientos, esta condición desde nuestro punto de vista, es una expresión de libertad; incluso ya no la vemos como lejana, ideal o como un pedestal al cual subirte, sino como una forma alternativa de pararte ante la vida”, expresó Omar de León.
De hecho, retomó el vocalista Salvador Moreno, “justo en la aceptación de lo no convencional se abren caminos que salen de los estándares y estereotipos, especialmente ahora cuando existe un avasallamiento, una imposición, una invasión mediática tan tremenda, donde tienes que ser de cierta forma, vestirte de tal manera, tener ciertos filtros, actitudes, consumir cierta música o comprar otras… entonces, todo, es una programación invasiva que robotiza y, de manera paulatina, drena lo auténtico y real que está en uno mismo”.
Justo, ese punto, –prosiguió el cantante– “es donde renace el poder de la locura que cada quien aplica así mismo, según la forma que necesita, gusta y merece. Ahí se abren las posibilidades y se adaptan para el mejor bien”.
Cuando aparecieron en la industria de la música, recordó Omar, el rock en español todavía no estaba en auge. “En ese entonces, todo lo teníamos que inventar; los escenarios, los equipos de sonido, los lugares para tocar, nuestra publicidad. Al principio –incluso– más por la personalidad de la banda era vista como rara, mucha gente nos iba a ver y no era lo que esperaban”.
Personalidad propia
De León viajó al pasado y recordó: “Nos tocaba compartir escenario con grupos que eran más populares y cuando nosotros nos subíamos era como ‘quién los dejó entrar’ o ‘qué les pasa’; incluso el rock estaba muy estereotipado y quienes eran aceptados tenían propuestas muy distintas a las que nosotros queríamos hacer. Nos tocó formar parte de una generación de grupos que pusieron su grano de arena para que el rock adquiera una personalidad propia”.
La Castañeda, puntualizó el músico, “desde un principio fue una banda que estaba buscando adentro de sí mismo”.
Entre los factores que les han permitido permanecer como uno de los íconos del rock en español en México, Salvador Moreno, lo atribuyó “a la solidez del concepto, la capacidad creativa y la calidad de la banda son los ingredientes que la constituyen en lo musical como en lo literario; mientras con lo visual y multidisciplinario hemos sido –quizá– únicos en nuestro género, porque no tenemos una etiqueta que nos límite y tampoco hemos tirado nuestros dados al terreno de lo popular, de la moda, sino que el contenido se ha encaminado hacia la trascendencia”.
De hecho, retomó Omar, “en los proyectos pilotos anteriores a La Castañeda, estábamos interesados en hacer fusiones, en un principio nos decían que no éramos banda de rock; lo que ha pasado con las mezclas es que han sido admitidas y lo que antes no era aceptado ahora se volvió normal y últimamente hasta popular… por razones desconocidas o del destino estuvimos desfasados de eso, pues nuestra propuesta en ese momento no era popular y cuando se volvió ya estábamos haciendo otras cosas”.
Incluso, dijo Moreno, “somos precursores del movimiento ska, pues siempre tratamos de movernos hacia nuevos horizontes, sobre todo con el espíritu de brindarle a nuestros locos, al público –que es inteligente, sensible, pensante, reflexivo– tela de donde cortar para su propio vestido”.
La Casta tocará 33 canciones en su aniversario 33 en el recinto del Centro Histórico. “Vamos a vivir una experiencia extraña, un tanto desafiante en términos de acomodo mental, porque hay mucho de sincretismo, desafío de valores, ya no hay una dualidad que sea la que se complementa o contradice, sino que resulta de aquellos polos extremos que al aceptarse se transforman y se vuelven naturales; de tal manera que un mismo personaje evoluciona durante el extenso concierto”, detalló el intérprete de Cenit o Noches de tu piel.
Incluso “habrá mucho trabajo de preproducción en visuales; se grabaron escenas con varios personajes y caracterizaciones para que transiten a diversas dimensiones o vitrales cósmicos; incluso el uso de los recursos tecnológicos les estamos dando un giro”.
El repertorio, adelantaron, contempla “un compendio y de amplio rango, pues abarca diversos géneros musicales, simbolismos, con temas clásicos de la banda, sencillos más recientes como La carta y Nancy Llaga, además de mucha celebración porque el público sabe que es un momento especial para nosotros y un reconocimiento que brindamos a ellos”, sostuvieron los músicos.
El 2 de julio, antes del concierto a las 18:30 horas, Chava Moreno, inaugurará la exposición pictórica de algunas de sus obras en pintura de caballete y arte objeto, además habrá “un acercamiento al manifiesto que sustenta esta fecha y se convoca a extravagancia rigurosa” en el lobby del Teatro Metropólitan, ubicado en Avenida Independencia 90, colonia Centro.