Considerado como el segundo pulmón verde más importante en la Ciudad de México, el Bosque de San Juan de Aragón se ha convertido en un gran laboratorio donde ha surgido la idea de desarrollar seis minibosques o refugios de biodiversidad que permitan sanear el arbolado y restaurar el suelo.

En entrevista con La Jornada, su directora general Yenitzia Chávez detalló que los proyectos que se han realizado y los que están en proceso son orientados a convertirlo más que en un sitio de recreación en un centro de educación ambiental, en los que destacan los dos humedales artificiales que después de dos años han permitido que resurja la biodiversidad de los lagos, con lo que han regresado 43 especies de aves acuáticas.

Agregó que durante años sólo se dio mantenimiento básico al área verde y a la infraestructura, pero ahora la finalidad es hacer un bosque sustentable en el que además, como sucede en los museos interactivos, la gente pueda caminar, tocar y aprender con diferentes técnicas de educación ambiental.

Uno de los retos es el saneamiento del arbolado que ha sido afectado por plagas como la conchuela, en el caso del eucalipto, así como el gusano descortezador en especies como cipreses y cedros blancos, lo que ha significado su retiro paulatino, además del repoblamiento con especies nativas, para lo cual, ya se cuenta con 5 mil ejemplares que se reprodujeron en el vivero del lugar después de analizar cuál era la más idónea.

A la par, indicó que se trabaja en la restauración del suelo, cuyos trabajos comenzaron con seis hectáreas, en las que se removió la tierra y se mezcló composta y donde se sembrarán 30 especies nativas para hacer un sendero interpretativo que conectará hacia los minibosques.

“En estos refugios vamos a simular todos los estratos del bosque, desde hierbas rasantes en la superficie, arbustos de medio metro y los árboles con caminos de polinizadores que atraigan abejas, mariposas, murciélagos que nos ayuden a tener grandes jardines.”

Comentó que cuando concluyó la renovación del lugar el año pasado, las experiencias educativas han sido variadas, sobre todo en los humedales que filtran 300 mil litros de agua al día. “Hemos habilitado recorridos guiados para que conozcan cómo se propagan las plantas y la fauna y cuál es su comportamiento en estos ecosistemas”.

La funcionaria adelantó que otros planes son utilizar el agua de los lagos para riego de los minibosques y abrir una zona de reproducción de peces y hortalizas destinados al consumo humano, como un proyecto demostrativo del uso del líquido filtrado por los humedales.