Experiencia muy gratificante es un encuentro en el que prevalecen los afectos y se intercambian conocimientos. Eso fue lo que caracterizó el 15 coloquio nacional del Seminario de Cultura Mexicana, que se realizó recientemente en la preciosa ciudad de Orizaba, Veracruz, con el tema de la igualdad.
Asistieron la mayoría de los 23 miembros titulares y un nutrido grupo de representantes de 43 de las 62 corresponsalías de distintos estados de la República, que son el alma de la institución.
Entre los cerca de 200 asistentes se encontraban integrantes de dos universidades participantes con profesores, académicos, funcionarios y estudiantes –Universidad Veracruzana y la Pedagógica Nacional–. No faltaron las actividades culturales, como la inauguración de la exposición de la artista local Tere López Peterson, la exhibición de la película muda El puño de hierro y el recorrido por la ex fábrica Río Blanco, donde el historiador Javier Garciadiego dictó una interesante conferencia sobre la célebre huelga que fue un antecedente de la Revolución Mexicana. Como broche de oro, la última noche otro miembro titular, el talentoso cellista Carlos Prieto dio un concierto en el precioso teatro Ignacio de la Llave.
Orizaba está situada en un pequeño valle rodeada de escarpadas montañas boscosas y hace honor a su nombre en náhuatl: Ahuilizapan, que significa “lugar de las aguas alegres”. Un río de buenos caudales cruza la ciudad y a su vera se desarrolla un lindo paseo en el que se pueden apreciar distintas clases de animales y muestras de arquitectura del pasado, entre otras, antiguos arcos y puentes.
Durante el periodo virreinal los estancos de tabaco y los ingenios azucareros le brindaron prosperidad económica, así como el comercio, ya que era paso obligado entre las ciudades de México y Veracruz. Su riqueza hidráulica propició el desarrollo fabril durante el siglo XIX, el cual no siempre se dio con justicia y equidad.
En la fábrica textil de Río Blanco, el 7 de enero de 1907, cerca de 2 mil obreros se amotinaron afuera de las instalaciones de la empresa para protestar contra la sentencia del gobierno porfirista que ordenaba el regreso al trabajo tras una suspensión de labores. Se instaba a los obreros a terminar con la huelga sin atender ninguna de las demandas. Enfurecidos, atacaron varias instalaciones, entre otras la tienda de raya y varias más de las compañías de la misma localidad.
La respuesta fue la intervención del Ejército, que dejó 200 obreros asesinados, 400 prisioneros, 25 soldados muertos, 40 heridos y más de mil 500 despedidos.
Las instalaciones de la fábrica aún existen, incluida la enorme y bella mansión donde habitaban los dueños, que conserva el mobiliario original y funciona como hotel. Aquí fue la interesante plática de Garciadiego.
El resto de las actividades se realizaron en el Poliforum Mier y Pesado, una construcción espectacular del arquitecto Juan Segura, rodeada de jardines y una enorme fuente. Originalmente se construyó para albergar una residencia para mujeres de la tercera edad, como una de las tantas obras de asistencia social que realizó la Fundación Mier y Pesado, cuya historia vale la pena recordar: la familia Pesado fue de las más opulentas y de abolengo de la región de Orizaba; Isabel, una de las hijas, acrecentó la fortuna al casarse en 1868 con Antonio de Mier y Celis, un exitoso empresario de la Ciudad de México.
La pareja compartía un alto compromiso filantrópico y apoyaban las causas de diversos problemas sociales de México. La vocación social y humanitaria de doña Isabel se profundizó a raíz de la muerte de su único hijo a unas horas de nacer. Eso la llevó, tras el fallecimiento de su marido, a legar su gran fortuna para crear la Fundación Mier y Pesado, que habría de dedicarse a proporcionar educación de excelencia a niños y jóvenes desprotegidos y brindar cuidados con calidez a los adultos mayores.
En 2013 la edificación fue catalogada como patrimonio cultural del estado de Veracruz; en 2017 la adquirió el ayuntamiento para convertirse en el Poliforum Mier y Pesado, que actualmente es una de las construcciones más emblemáticas de Orizaba.
Hay que ir, conocer todas las maravillas que guarda y probar las gordas infladas rellenas de frijol, el chileatole, las garnachas y los pambazos. No deje de probar la cerveza elaborada ahí mismo y el excelente café de la zona.