Madrid. Un total de 18 migrantes subsaharianos murieron y otros 76 resultaron heridos en enfrentamientos con la policía marroquí en Melilla, la ciudad española del norte de África y colindante con Marruecos. Rabat informó que 140 de sus agentes resultaron heridos, cinco de ellos graves.
Según versiones de las policías marroquí y española, unas 2 mil personas intentaron, la madrugada de ayer, un asalto masivo de la valla fronteriza, que está electrificada y cubierta con alambre de púas.
La Guardia Civil española informó que fue una operación “organizada y violenta”, mientras que la delegación del gobierno español en la ciudad fronteriza reconoció que los disturbios ocurrieron “a pesar del amplio dispositivo desplegado por las fuerzas de seguridad marroquíes en coordinación con las fuerzas de seguridad de España”.
En territorio español fueron recluidos los 133 migrantes que lograron superar la frontera, mientras que Marruecos informó que en su territorio detuvo a más de mil personas.
Los migrantes primero se enfrentaron a la policía marroquí, unos pocos momentos después saltaron la valla fronteriza y pisaron suelo español, donde agentes de la Guardia Civil les impidieron el paso. Un total de 189 agentes de policía resultaron heridos, de los cuales 49 son españoles y el resto marroquíes. Cinco están graves.
La crisis migratoria entre España y Marruecos se recrudeció a sólo unos días de la Cumbre de la Alianza Atlántica, que se celebrará en Madrid los días 29 y 30 de junio y en la que se prevé abordar la importancia estratégica, en términos de seguridad, de la frontera hispano-marroquí. Marruecos pretende que el organismo internacional incremente el financiamiento destinado a mantener seguras sus fronteras.
El de ayer es el primer conflicto fronterizo ocurrido desde que el gobierno del presidente español, el socialista Pedro Sánchez, decidió dar un giro radical en la política exterior española y reconocer la preponderancia histórica y territorial de Marruecos sobre el Sahara Occidental, territorio que reclama para sí el pueblo saharaui, lo que llevó a España a un conflicto diplomático con Argelia, que defiende el derecho a la autodeterminación de los saharuis. A cambio del apoyo de Madrid, Rabat se comprometió a blindar su frontera con el territorio español.