A Xavier Robles le preocupaba la realidad. Su trabajo permanece ahí para dar testimonio de la manera en que el guionista de cine se comprometía con las causas que él defendía. Hasta hace no mucho, Robles permanecía activo. El viernes, día en que falleció, Xavier tenía 73 años y presentaría esa misma tarde en el Complejo Cultural Los Pinos su largometraje documental Ayotzinapa: crónica de un crimen de Estado.
Sus últimas obras, realizadas al lado de su colaboradora y esposa, Guadalupe Ortega, fueron los documentales que él mismo dirigió, siendo La luz del alba, del año pasado, su trabajo más reciente. Sin embargo, su título más conocido es probablemente aquel que marcó un precedente en la cinematografía mexicana y en la libertad de expresión en este país. Rojo amanecer, surgida en 1989 bajo la dirección de Jorge Fons, fue la primera cinta en abordar abiertamente la matanza de estudiantes del dos de octubre de 1968.
Su interés por las historias reales también se vio reflejado en títulos como Las poquianchis y Los motivos de Luz, dirigidas por Felipe Cazals. El guionista era originario de Teziutlán, Puebla, y desde su trinchera procuró retratar y denunciar injusticias tanto históricas como contemporáneas a él. En 2011, mientras reclamaba actos de censura encubiertos por negarle fondos públicos para su proyectos, Robles explicaba a La Jornada: “la mía (su obra y trayectoría), que se ha distinguido por realizar un cine realista, reflejo y espejo de la sociedad en que vivimos, con una notoria carga política. Ellos (el jurado) filman un cine que es todo lo opuesto al que yo he escrito: un cine estetizante y falto de compromiso con la realidad económica, social y política de los mexicanos…”.
“Falta de compromiso con la verdad”
Ese tipo de razones eran las que impedían a Xavier llevar a cabo muchos de sus proyectos. “En mi computadora tengo más de una veintena de obras importantes que la derecha, la estulticia o simplemente la falta de compromiso ético y estético con la verdad y con nuestra realidad … Ahí están y esperarán la llegada de otros tiempos, de otras realidades, de otras circunstancias, en las que los canallas y los, eso sí, mediocres, no tengan siquiera un lugar de respeto en la historia del cine mexicano”, reclamaba ya entonces el guionista.
Pero la falta de recursos no mermó la labor de Robles. Por la vía independiente logró concretar diversos proyectos con los que siguió denunciando las injusticias cometidas en México. Antes de presentar Ayotzinapa: crónica de un crimen de Estado, el guionista ya había manifestado su preocupación e interés por una tragedia que evidenciaba la represión que todavía existía. “Fue lo del 68, luego el halconazo y ahora lo de los normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, que fueron brutalmente asesinados”, denunció en la conmemoración 25 de Rojo amanecer.
Xavier esperaba que obras como Crónica de un crimen de Estado ayudaran “a mantener y a prender la conciencia social sobre Ayotzinapa, que no se olvide este tema y que se convierta en el detonante para otros trabajos, porque escribo para que mis trabajos tengan trascendencia y peso específico en la sociedad, que es la labor del artista: servir a la sociedad y a sus compañeros de la clase trabajadora”, afirmaba.
La obra fílmica de Xavier Robles está compuesta por más de 30 películas, sin embargo, las historias que escribió son alrededor de un centenar.