Picadillo Jam, programa radiofónico de perfil jazz latino, se despide del aire después de casi 12 años de transmisiones. Conducido por Andrés Rosales, este espacio tendrá su última emisión el domingo 26 en su horario habitual de 14 a 16 horas en 107.9 Horizonte FM. Seguirá transmitiéndose en la página de Facebook de Picadillo Jam, por fortuna del público.
Habrán sido 620 programas y un total de 7 mil 440 canciones, aunque muchas se quedaron sin sonar. Para Rosales la “variedad, ni repetitivo ni reiterativo”, fue lo que le resultó atractiva para el escucha. Seguramente también el humor agudo del conductor, quien se desenvuelve como pez en el agua tanto en el jazz latino como la música afroantillana.
Sobre la riqueza musical del jazz latino Rosales señala: “Desde mi punto de vista tiene dos vertientes, una, el jazz estándar latinizado que fue lo que hicieron cuando llevaron al percusionista cubano Chano Pozo a Nueva York, e introdujeron las tumbadoras en las orquestas. Después empiezan a trabajarse los ritmos afroantillanos, es decir, lo generado en Cuba: el son montuno, la guajira, la guaracha, el guaguancó, el chachachá, el danzón, el mambo, y eso se empieza a jazzear.
“Por ejemplo, los sextetos y los big bands que todavía se arman, tratan de darle mucha fuerza porque, además, los ritmos de la música afroantillana, sobre todo una percusión bien tocada, le da mucha vida al latin jazz. Eso hizo que en el programa compenetrara más en los personajes que dieron inicio a todo ese movimiento como los grupos Irakere y Batacumbele, que crearon algo muy diferente cuando interpretan del jazz latino, aunque siempre apegado a los cánones del jazz, que te da mucha libertad para improvisar, sin dejar de regresaar siempre a la estructura musical que tienes dentro de la composición”.
Tras descubrir que el flamenco “también se jazzea”, lo incluyó en el programa con gran éxito.
Entre los interminables recuerdos que le deja Picadillo Jam está la vez en que el saxofonista cubano Paquito D’Rivera visitó el programa: “Fue él quien prácticamente condujo casi las dos horas”. No fue fácil que los músicos fueran a la cabina radiofónica porque, por lo general, tenían que actuar. Rosales charló con el percusionista Poncho Sánchez en sus visitas a México, con los pianistas, el español Chano Domínguez y el cubano Chucho Valdés, entre incontables personalidades. Los entrevistaba con cámara de video y la subía a la página en Facebook.
Las notas musicales de Picadillo Jam quedan flotando en el aire. Seguramente encontrarán resguardo en otras ondas hertzianas.