Aunque la Profepa informó el 2 de junio que no encontró irregularidades en la operación del basurero en Atitalaquia, el martes determinó clausurar la planta después de que un grupo de choque mató a Jesús Bañuelos. Empleados de la empresa se burlan de los pobladores y el gobierno estatal plantea el diálogo, pero no quiere acudir a la zona, señala Carolina García Reyes, del Colectivo en Defensa del Medio Ambiente Atitalaquia y el Movimiento No al Basurero.

“El lunes en la madrugada, Chuy hacía la guardia (en el camino a la planta) y se metió a su casa de campaña a descansar; había otros dos compañeros de guardia. Llegaron unas diez personas a amenazarlos, los golpearon con palos y tubos. Chuy estaba acostado y lo empezaron a golpear; de pronto, los otros dos compañeros que ya habían sido golpeados escucharon detonaciones. Buscaron a Chuy y lo encontraron muerto”, relata.

Todo empezó cuando en enero el gobierno del estado anunció la puesta en marcha de una planta de tratamiento de desechos sólidos y de manejo especial en Atitalaquia, donde ya hay problemas de contaminación, dice. En ese basurero nueve municipios tirarían su basura además de la proveniente de la refinería, menciona García Reyes.

Insiste en que en la zona ya hay problemas de contaminación, la gente sufre de enfermedades crónicas y hay muchos casos de cáncer. “No podíamos permitir el centro, empezamos con manifestaciones y la gente acordó que no se permitiría que llevaran la basura”.

En entrevista menciona que “hubo muchas mentiras para la aprobación de la concesión de la planta Esmex” y se empezaron a meter oficios y quejas ante diversas instancias.

La Profepa, en el oficio 04703, en respuesta a la queja, dijo que no se encontraron residuos peligrosos y que revisaría la documentación que le entregó la empresa, mientras la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del estado de Hidalgo, en el oficio 006107 del 8 de junio, dijo que el relleno, con una superficie de 1.7 hectáreas, estaba dentro de una zona industrial y no se percibían malos olores ni fauna nociva, aunque reconoció que al momento de la verificación no estaba en operación debido a un “bloqueo a su acceso por personas inconformes”.

Desde el 13 de mayo, habitantes del municipio tienen tomado el camino a la planta, el cual reforestaron aplanaron y limpiaron. “Creímos que nos iban a respetar. Participan muchos adultos mayores, mujeres y niños, pero veíamos que cada vez aumentaban las amenazas”, apunta. La Profepa informó el martes que la clausura se dio porque la planta no cumple con las especificaciones técnicas establecidas en la normatividad.