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Cultura

2022-06-24 06:00

John Williams se retira del cine a los 90 años

El director de orquesta se dedica a componer música de concierto, incluido un recital para piano que está escribiendo para el estadunidense de origen judío-polaco, Emanuel Ax.
El director de orquesta se dedica a componer música de concierto, incluido un recital para piano que está escribiendo para el estadunidense de origen judío-polaco, Emanuel Ax. Foto Ap
Periódico La Jornada
viernes 24 de junio de 2022 , p. 7a

Nueva York. Después de más de seis décadas de hacer que las bicicletas vuelen, los nadadores salgan aterrados a la orilla y se produzcan otros encuentros cercanos fascinantes, John Williams escribe las notas finales de lo que podría ser su última banda sonora.

“En este momento estoy trabajando en Indiana Jones 5, que creo que Harrison Ford, que es bastante más joven que yo, anunció que será su última película”, dice Williams. “Entonces pensé, si Harrison puede hacerlo, entonces quizás yo también”.

Ford, que conste, no ha dicho eso públicamente. Y Williams, que cumplió 90 años en febrero, tampoco está absolutamente seguro de estar listo para retirarse.

“No quiero que me vean eliminando categóricamente ninguna actividad”, dice Williams riendo en una entrevista telefónica desde su casa en Los Ángeles. “No puedo jugar al tenis, pero me gusta poder creer que tal vez algún día lo haré”.

En este momento, sin embargo, hay otras maneras en las que Williams quiere pasar su tiempo. Una película de Star Wars exige seis meses de trabajo que, señala, “a estas alturas de la vida es un largo compromiso para mí”. En cambio, se dedica a componer música de concierto, incluido uno para piano que escribe para Emanuel Ax.

El mes pasado, Williams y el violonchelista Yo-Yo Ma lanzaron el álbum A Gathering of Friends, grabado con la Filarmónica de Nueva York, el guitarrista español Pablo Sáinz-Villegas y la arpista china Jessica Zhou. Es una radiante colección de conciertos para violonchelo y nuevos arreglos de las partituras de Schindler’s List (La lista de Schindler), Lincoln y Munich, incluida la sublime A Prayer for Peace.

Cumplir 90 años –un hito que el Centro Kennedy y el festival de Tanglewood celebran este verano con conciertos de cumpleaños– ha provocado que Williams reflexione sobre sus logros, sus ambiciones restantes y lo que ha significado para él toda una vida dedicada a la música.

“Me ha dado la capacidad de respirar, la capacidad de vivir y comprender que hay más que la vida corporal”, señala Williams. “Sin ser religioso, que no lo soy en especial, hay una vida espiritual, una vida artística, un reino que está por encima de la mundanidad de las realidades cotidianas. La música puede elevar nuestro pensamiento al nivel de la poesía. Podemos reflexionar sobre lo necesaria que ha sido ésta para la humanidad. Siempre me gusta especular que es más antigua que el lenguaje, que probablemente estábamos tocando tambores y soplando cañas antes de que pudiéramos hablar. Así que es una parte esencial de nuestra humanidad”.

“Me ha dado mi vida”, enfatiza.

Y, a su vez, Williams ha proporcionado la banda sonora a la vida de innumerables personas mediante más de 100 películas, entre ellas Star Wars (La guerra de las galaxias), Jurassic Park (Parque Jurásico), Jaws (Tiburón) Close Encounters of the Third Kind (Encuentros cercanos del tercer tipo), E.T. (E.T., el extraterrestre), Indiana Jones, Superman, Schindler’s List y Harry Potter.

“Ha vivido la mayor parte de un siglo, y su música abarca todos los sucesos y cambios de esos tiempos”, señala Ma, un viejo amigo de Williams. “Es una de las grandes voces estadunidenses”.

Cinco premios Óscar

Y sus logros son difíciles de cuantificar. Cinco premios Óscar y 52 nominaciones a los Premios de la Academia, un número superado sólo por Walt Disney, es una medida. Pero eso no alcanza a reflejar el poder cultural de su música. Millones de personas podrían tararear instantáneamente el ostinato de dos notas de Williams de Jaws o The Imperial March (La marcha imperial) de Star Wars.

“Me han dicho que la música se toca en todo el mundo. ¿Qué podría ser más gratificante que eso?”, indica Williams. “Pero tengo que decir que parece irreal. Sólo puedo ver lo que está frente a mí en el piano en este momento, y hacer lo mejor que pueda con eso”.

Williams tiene una actitud cálida, humilde y cortés a pesar de su talla. Comenzó una entrevista diciendo: “Déjame ver si puedo darte algo que pueda ser útil”. Cree que todos esos temas indelebles y perfectamente construidos no son tanto producto de la inspiración divina, sino del arduo trabajo diario. Hace la mayor parte del suyo sentado durante horas frente a su Steinway, componiendo a lápiz.

“Es como cortar una piedra en tu escritorio”, dice. “Mis colegas más jóvenes son mucho más rápidos que yo porque tienen equipos electrónicos, computadoras, sintetizadores y demás”.

Cuando Williams comenzó (su primera partitura para un largometraje fue Daddy-O de 1958), la tradición cinematográfica de las grandes partituras orquestales empezaba a perder terreno frente a las bandas sonoras pop. Ahora, muchos gravitan hacia la música sintetizada para películas. Cada vez más, Williams tiene el aura de un viejo maestro venerado que une eras distantes del cine y la música.

“Al grabar con la Filarmónica de Nueva York, la orquesta quedó impresionada por este caballero de 90 años que escucha todo, es infaliblemente amable, gentil y educado. La gente sólo quería tocar para él”, dice Ma. “Quedaron anonadados por la maestría musical de este hombre”.

Este capítulo en la carrera de Williams es, en cierto modo, una oportunidad para colocar su gigantesco legado no sólo en relación con el cine, sino también entre las leyendas clásicas. Williams, quien llevaba la batuta en los Boston Pops de 1980 a 1993, ha dirigido las filarmónicas de Berlín, Viena y Nueva York, entre otras. En las orquestas de élite del mundo, sus composiciones han pasado a formar parte del canon.

“Un purista puede decir que la música representada en el cine no es absoluta. Bueno, eso puede ser cierto”, expone Williams. “Pero parte de la mejor música jamás escrita ha sido narrativa. Ciertamente en la ópera. El cine ofrece esa oportunidad, no a menudo, pero ocasionalmente lo hace. Y de una manera musicalmente gratificante. De vez en cuando tenemos suerte y encontramos una”.

“Mi colaborador más significativo”: Spielberg

La sociedad duradera de Williams con Steven Spielberg, por supuesto, ayudó a impulsar la carrera del compositor. Spielberg, quien invitó a Williams a almorzar en 1972 tras quedar cautivado por su partitura de The Reivers (Los bribones), lo ha llamado “el colaborador más significativo para mi éxito como cineasta”.

“Sin John Williams, las bicicletas realmente no vuelan”, declaró Spielberg cuando el Instituto de Cine Estadunidense (AFI, por sus siglas en inglés) honró a Williams en 2016, haciendo referencia a una emblemática escena de E.T.

Ambos permanecen irrevocablemente vinculados. Sus oficinas en el lote de Universal están a escasos pasos una de la otra. Junto con Indiana Jones, Williams compuso recientemente la música del próximo drama semiautobiográfico de Spielberg The Fabelmans. Con esas dos películas, son 30 juntos para Spielberg y Williams.

“Ya han pasado 50 años. Tal vez estemos comenzando los próximos 50”, menciona Williams entre risas. “Sean cuales sean nuestras conexiones, ya sea música, trabajar con él o simplemente estar con él, creo que siempre estaremos juntos. Somos grandes amigos que han compartido muchos años juntos. Es el tipo de relación en la que ninguno de nosotros le diría que no al otro”.

En las películas de Spielberg y otras, Williams ha creado suficientes melodías perfectamente condensadas para rivalizar con los Beatles. Spielberg describió una vez su Communication Motif de cinco notas en Close Encounters como “un timbre”.

“Los temas pequeños y simples que hablan claramente y sin confusión son muy difíciles de encontrar y muy complejos de crear”, indica Williams. “Realmente son el resultado de mucho trabajo. Es casi como cincelar. Mueve una nota, cambia un énfasis rítmico o la dirección de un intervalo, etcétera. Una melodía simple se puede hacer de docenas de maneras. Si encuentras una, parece que encontraste algo que quería ser descubierto”.

Algo que no se escuchará de Williams es un gran pronunciamiento sobre su propio legado. Se siente mucho más cómodo hablando como un técnico que juega hasta conseguir una gema reluciente.

“Mi propia personalidad es tal que miro lo que he hecho –estoy bastante complacido y orgulloso de mucho de eso– pero como la mayoría de nosotros, siempre deseamos haberlo hecho mejor”, señala. “Vivimos con ejemplos como Beethoven y Bach antes que nosotros, logros monumentales que la gente ha alcanzado en la música, y podemos sentirnos muy honrados. Pero también me siento muy afortunado. He tenido oportunidades maravillosas, particularmente en el cine, donde un compositor puede tener una audiencia no de millones de personas, sino miles de millones”.

Williams tiene programados varios conciertos para el resto del año, incluyendo presentaciones en Los Ángeles, Singapur y Lisboa. Pero si bien puede estar alejándose del cine, sigue encantado con éste y la capacidad del sonido y la imagen, cuando se combinan, para lograr el despegue.

“Me encantaría estar presente dentro de 100 años para ver qué está haciendo la gente con el cine, el sonido y los efectos espaciales, auditivos y visuales. Creo que tiene un futuro tremendo”, menciona Williams. “Puedo sentir una gran posibilidad y un gran futuro en la atmósfera de toda la experiencia. Me gustaría volver y verlo y escucharlo todo”.

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