La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) está por emitir la resolución de la manifestación de impacto ambiental (MIA) del tramo cinco sur del Tren Maya, que va de Playa del Carmen a Tulum, una vez que ya envió el documento de “respuesta de conclusión” a los espacios de contacto ciudadano, paso previo a dar por concluido el trámite.
La MIA fue presentada por Fonatur Tren Maya para su evaluación a la Semarnat el 17 de mayo, por lo que el trámite que se puede llevar hasta 120 días, fue resuelto en 30. En la resolución, la dependencia definirá si autoriza el proyecto, en caso de ser afirmativo deberá establecer condicionantes para la realización de la obra y mitigar los daños que ocasionan las obras.
El último paso que falta por consignarse en la página de consulta de trámites de la dependencia es la entrega del resolutivo a Fonatur, el promovente, con lo cual la dependencia dará por concluido el trámite y deberá publicarse en la Gaceta ecológica y en la página de trámites de la Semarnat, aunque la resolución de la MIA del tramo cuatro del Tren Maya no la ha hecho pública aún, a pesar de que la resolvió el 9 de junio.
Ante ello, José Urbina, espelobuzo y uno de los promoventes del amparo que mantiene suspendidas las obras en el tramo cinco sur, sostuvo que la Semarnat ha recibido una gran cantidad de documentos realizados por especialistas locales y de talla internacional, que en la MIA detectaron “una gran cantidad de contradicciones y vacíos”.
Apuntó que la “Semarnat tiene que rechazarla, si no lo hace sería una declaratoria de su ineptitud o de que está siendo forzada y coludida con Fonatur por razones que nada tiene que ver con el medio ambiente y bienestar de la población, sino con conseguir una presea política”.
Recordó que el día que se realizó la reunión pública de información sobre la MIA “quedó clara la gran ignorancia que rodea el proyecto. Tenían la oportunidad de mostrar a expertos y a la población en general que sabían de lo que estaban hablando, pero fallaron estrepitosamente. No fueron capaces de responder preguntas sencillas sobre el impacto y cómo proteger especies protegidas, que además no reconocían como tales. No reconocen el impacto en el manto acuífero, no hay un programa de mitigación, porque no lo reconocen. Semarnat fue testigo de eso”.