Bruselas. Las autoridades de Bélgica devolvieron ayer un diente con corona de oro perteneciente al asesinado héroe de la independencia congoleña, Patrice Lumumba, en un momento en que la antigua potencia colonial sigue confrontando su pasado sangriento y busca la reconciliación.

El premier belga, Alexander de Croo, reconoció la “responsabilidad moral” de su país en el asesinato de Lumumba, ocurrido en 1961, quien fue el primero en ocupar el cargo de primer ministro de la República Democrática del Congo (RD Congo) de junio a septiembre de 1960, año en el que el país africano obtuvo su independencia.

Lumumba enfrentó un movimiento secesionista en la región de Katanga, apoyado por Bélgica, y fracasó en obtener el apoyo de la Organización de Naciones Unidas para contenerlo. Fue hecho prisionero y ejecutado en enero de 1961, junto con sus colaboradores Maurice Mpolo y Joseph Okito. Sus cuerpos jamás fueron encontrados.

En 2000, el ex policía belga Gerard Soete confesó a la agencia Afp su participación en la ejecución de Lumumba y añadió que los cuerpos del héroe independentista y de sus auxiliares fueron disueltos en ácido, en un aparente esfuerzo por evitar que cualquier tumba se convirtiera en un lugar de peregrinaje.

“No quedó casi nada, sólo unos cuantos dientes”, agregó entonces Soete, quien falleció poco después de ofrecer ese testimonio. Sin embargo, él se guardó uno de esos dientes, que permaneció años en poder de sus familiares en Bélgica como un trofeo.

El diente fue confiscado por las autoridades belgas en 2016 a la hija de ese comisionado.

La restitución de la reliquia tuvo lugar después de que el rey Felipe de Bélgica expresó este mes su “más profundo arrepentimiento” por los abusos cometidos por su nación hacia su ex colonia africana, Congo, que es 75 veces el tamaño de Bélgica.

Luego de una ceremonia privada en presencia de familiares de Lumumba, durante la cual el fiscal federal, Frederic Van Leeuw, entregó un estuche que contenía el diente, el premier belga, Alexander de Croo, comentó ante funcionarios congoleños y la familia de Lumumba que la restitución llegaba tarde.

“No es normal que Bélgica retenga los restos de uno de los padres fundadores de la nación congoleña por seis décadas”, declaró De Croo al ofrecer disculpas por el papel que desempeñó su país en el asesinato, y señalar que “es una verdad dolorosa y desagradable”.

El premier congoleño Jean-Michel Sama Lukonde aseveró que la devolución de la reliquia será esencial para la memoria nacional de su país.

Hace dos años, la fiscalía federal señaló que no hay certeza absoluta de que el diente que se devuelve sea de Lumumba, dado que no fue posible realizar una prueba de ADN.

La hija de Lumumba, Juliana, estuvo de acuerdo con De Croo en que la entrega se retrasó demasiado.

“Padre, nuestros corazones sangraron durante 61 años”, mencionó durante la ceremonia, al hablar junto a un ataúd con una foto de su difunto padre encima. “Nosotros, sus hijos, nietos y bisnietos, pero también el Congo, África y el mundo, lloramos su muerte sin un encomio”.

Posteriormente, el ataúd fue llevado afuera y envuelto en una bandera congoleña.

En 2002, una comisión especial del Parlamento belga, que investigó el asesinato de Lumumba, llegó a la conclusión de que sobre Bélgica recae la responsabilidad moral de su muerte, puesto que sus militares estaban adiestrando a los separatistas del Congo.

Como resultado de esa investigación, el entonces premier belga, Guy Verhofstadt, presentó excusas oficiales al Congo.