Ciudad de México.En la Nueva Viga –el segundo mercado más grande del mundo después del Tsukiji de Tokio, Japón– se comercializan miles de toneladas de pescados y mariscos cada día, de las cuales se desconoce su procedencia. Por ejemplo, se vende el pez dorado que puede ser importado o extraído ilegalmente de Sinaloa.
También se comercializa el pulpo, que está fuera de temporada; así como camarón –la mayoría de acuacultura– y curvina, a pesar de que la veda para la pesca está vigente en el Pacífico y en el Alto Golfo de California, respectivamente, se pudo constatar en un recorrido realizado por este diario.
Se estima que cerca de la mitad de la producción pesquera que se comercializa en el país proviene de la pesca ilegal, lo que pone en riesgo la supervivencia de las especies; en México, cuatro de cada 10 presentan algún grado de deterioro debido a la sobreexplotación, lo que podría afectar en 75 por ciento la disponibilidad de los recursos del mar, de los que dependen más de 300 mil familias, de acuerdo con Oceana.
Un análisis de esta organización internacional indica que de las 83 pesquerías existentes en México, 52 se explotan a su máxima capacidad y 14 están en deterioro por sobreexplotación.
Renata Terrazas, directora de Oceana en México, apuntó que hay falta de certeza en la comercialización de pescados y mariscos, por lo que se requiere una norma de trazabilidad que permita al sector pesquero contar con mayor transparencia y dar un seguimiento al producto del mar en cualquier etapa de la cadena de valor.
“La falta de una norma de trazabilidad y el descontrol (en la comercialización) no permiten saber cuánto llega, de dónde llega y quién lo compra. De ahí la importancia de contar con esta normatividad”, enfatizó.
Durante el recorrido, en al menos tres locales se vendía el pez dorado, procedente de Sinaloa, según dijeron los comerciantes al ofertarlo al consumidor.
“Es una especie que está prohibida su captura y comercialización; sólo está permitida la pesca deportiva del dorado. Entonces puede ser que se importe o es producto ilegal. Había demasiado (en los locales) y valdría la pena saber de dónde viene”, comentó Terrazas.
Como consumidores, es difícil saber qué hacer con la veda, porque ésta aplica para la captura, no la comercialización, es decir “puede ser que se haya capturado en temporada, se haya congelado y se esté vendiendo en este momento, pero no sabemos”, explicó.
Rogelio Hernández Villegas, director de relaciones públicas en la Nueva Viga, afirmó que a diario se realizan operativos desde las 3 de la mañana para detectar algún producto ilegal. “Si alguien llega a traer una especie en peligro de extinción o en veda, en ese momento se decomisa y se lo lleva la Marina, incluso con todo y camión”, dijo.
Detalló que en dicho centro de abasto a diario se genera una derrama económica de 10 millones de pesos.
A este lugar llega el 65 por ciento de la producción nacional de pescados y mariscos, e ingresan mil 200 toneladas al día, de las cuales entre 36 y 40 mil toneladas de especies se comercializan al mes y, el resto, se congela y vende durante el año “para que no haya desabasto”, indicó Hernández Villegas.
Señaló que se tienen identificadas 540 especies marinas para el consumo en el país, de las cuales llegan entre 200 y 300; pero -dijo- la gente sólo conoce 15 en promedio, como la sierra, robalo, huachinango, jaiba, camarón, ostiones y salmón.
Del total de especies que llegan a La Nueva Viga, 82 por ciento proceden de estados del Pacífico, como Sonora, Sinaloa, Colima, Nayarit; y 18 por ciento del Golfo de México y Caribe, de entidades como Campeche, Veracruz, Oaxaca.
En México suceden dos cosas, comentó Terrazas. Primero, los consumidores no pueden saber cuál producto que se captura es de pesca ilegal. Segundo, las autoridades “no están haciendo prácticamente nada para detenerla, no hay operativos suficientes”. Y esto, subrayó, tiene efectos en los pescadores, cierra mercados y genera competencia desleal.